La respuesta de la República
Por José Luis Muñoz , 12 enero, 2015
Las multitudinarias marchas que han recorrido las calles de París y de muchas ciudades de Francia son la respuesta civilizada de la ciudadanía a la barbarie de los terroristas. Los millones de personas que han salido a la calle, en París tras los líderes mundiales, que han querido estar en la capital de Francia para hacer pública su repulsa, aunque algunos con muy escaso perfil democrático y actos de terrorismo de estado sobre sus espaldas, han dado, también, una respuesta no xenófoba y tolerante a unos atentados cometidos en nombre de la intolerancia, la xenofobia y el fanatismo religioso. Ha sido especialmente relevante la presencia de musulmanes, y judíos, en esas marchas, para deslindarse de los fanáticos totalitarios que dicen matar en nombre de sus credos. Las manifestaciones han sido también un acto cerrado a favor de la libertad de expresión, que han querido cercenar a golpe de AK los terroristas, y de la convivencia pacífica entre credos y culturas, razón por la que el Frente Nacional ha quedado excluido por su ideología y praxis de esas manifestaciones populares (ellos pedían, aprovechando la coyuntura emocional, la vuelta al pasado con la reinstauración de la pena de muerte).
A nivel internacional, aunque los caricaturistas de Charlie Hebdo no gustaran a muchos musulmanes, la mayor parte de los cuales ni han visto sus dibujos, lo más destacado es que grupos considerados como terroristas o filoterroristas por esa entelequia que denominamos Comunidad Internacional, se han desmarcado del brutal asesinato, como Hezbolah, para el que tanto Al Qaeda como el Estado Islámico están dañando gravemente la imagen del Islam, o el régimen teocrático e intolerante de Irán. Las manifestaciones de repulsa que llegan del mundo musulmán a los atentados de París tienen, para mí, un valor añadido pues es desde ese entorno, precisamente, desde dónde se podrá desactivar esa bomba de relojería del yihadismo que puede golpearnos de nuevo. Acotar el fanatismo, desacreditarlo, acabar con esa falacia de que los asesinos psicópatas que ametrallan y cortan cabezas van a ir al paraíso a disfrutar de vírgenes, de lo que se reían precisamente los humoristas de Charlie Hebdo, es lo que puede, con el tiempo, acabar con ese terrorismo, del mismo modo que eran los vascos los que podían acabar con el terrorismo etarra.
El yihadismo ha dado un golpe de efecto extraordinario en el corazón de Europa, París, pero ha perdido la batalla de asustarnos y dividirnos. Los terroristas franceses, porque así lo eran, pretendían con su acto no sólo dar un escarmiento a unos viñetistas heroicos que han sostenido sus principios hasta las últimas consecuencias, sino también que se estigmatizara a la comunidad musulmana y se iniciara una guerra de civilizaciones: han fracasado rotundamente.
Una amiga, con la que he tomado un café esta mañana, me ha dicho que va a seguir yendo a comprar la carne a una carnicería halal y la fruta al paquistaní de la esquina.
Nosotros no somos como ellos y ésa es nuestra fortaleza.
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