Aprendizaje social
Por Clara Cordero , 21 enero, 2015
Desde el principio de la humanidad el aprendizaje se ha sustentado en el medio social. Si antes eran los aprendices los que se consideraban alumnos, lo eran porque compartían con su maestro la tarea de manera que se fijaban y observaban lo que esté hacía y seguía sus indicaciones en caso de necesitarlas para aprender un oficio.
Con el paso a la escuela la capacidad de aprendizaje social aumentó, posibilitando que un mismo maestro ayudara a un número mayor de alumnos o aprendices. La capacidad de observación e imitación era un indicador de eficacia en el aprendizaje, por lo que era una habilidad o cualidad a considerar como imprescindible. Actualmente podríamos hablar del modelado que ejerce el maestro, o los padres, en la educación de sus alumnos o hijos.
Todavía recuerdo aquel póster que colgaba en las escuelas.
Mostraba claramente que los niños aprenden de sus mayores. Ellos imitan los contextos en donde se desenvuelven como parte de su integración social, forma parte de su experiencia.
Cómo decía Vygotski, es en ese ambiente social donde se perfecciona el aprendizaje, y se necesita de él para avanzar. Esto prácticamente se ha traducido en cuando las mamás que crían a sus hijos en casa los primeros años decidan llevarle o no a la guardería para que los niños se socialicen porque están algo mimados.
Siguiendo un procesos evolutivo lógico y tratando de innovar, este aprendizaje social se ha trasladado a otros contextos más virtuales. De esta manera aparece el e-learning como consecuencia directa de lo que antes era exclusivo de una situación presencial.
Las redes han propiciado que la socialización y la cooperación en los aprendizajes produzcan mayor observación, casi 24 horas, totalmente a través de una vía directa y visual, y donde la curación de contenidos propone una imitación y reproducción infinita que provee de nuevo material de aprendizaje a futuros aprendices virtuales. Y, aquí os donde diríamos, «sarna con gusto no pica»; es decir, totalmente motivados hacia ello.
Si ya Bandurra propuso la teoría del aprendizaje por observación donde los mecanismos que se utilizaban se centraban en la atención inicial (todo lo que solemos encontrar en internet nos llama la atención y para ello se utilizan herramientas como imágenes, infografías, títulos llamativos, etc.), en la retención de esos datos (ahora los reunimos todos en diferentes aplicaciones para poder leerlos en otros momento y si no véase cualquier lector de noticias tipo Feedly o Pocket), la puesta en práctica de esos contenidos ( bien a través de blogs, artículos o simplemente compartiendo y añadiendo un comentario) y finalmente reforzando ese aprendizaje a través de todo lo anterior por la exitosa y motivadora experiencia y en cooperación con los participantes en esas redes sociales. Llegamos a la conclusión de que nos encontramos en un momento único de eficacia en el aprendizaje. Donde se dan todas las claves para conseguirlo y todas las facilidades al servicio de aquel que quiera aprender algo nuevo.
Quizá, entonces, en todo este mundo social y conectado lo que nos falte es algo de organización y disciplina.
Recuerden este anuncio:
http://youtu.be/24EhE0nLPiw
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