Decíamos ayer («Dicebamus hesterna die»)
Por Agustín Ramírez , 8 junio, 2019
Ya estamos en plena resaca electoral y a juzgar por los comentarios que se escuchan, comparándolos con otros recientes que se hicieron, parece que la resaca no es, precisamente, electoral.
Partidos hubo que dijeron y aplicaron el que se debían unir sus fuerzas para echar del gobierno de Andalucía a los corruptos que habían gobernado durante más de 30 años; pues bien, esos mismos partidos hoy se quieren unir en Madrid para mantener un gobierno autonómico que ha durado casi tanto como el andaluz y con varios presidentes autonómicos procesados y dimitidos. Lo de ayer no vale para hoy, ¡maldita locuacidad! pensará alguno.
Cuando les interesó, algunos defendieron que no valía gobernar a través del truco de las coaliciones, que debía de gobernar el partido más votado; pero eso fue ayer, hoy todo es distinto, ese argumento ya ni me sirve ni me interesa.
Y si nos paramos a pensar en quienes son los vencedores y quienes los vencidos, salvo hecatombe evidente e inapelable, ganan hasta los que pierden decenas y centenas de miles de votos. ¡Qué nivel de personajes! No es de extrañar que hablar de las políticas a realizar sea más raro que, como diría Sabina,” un torero al otro lado del telón de acero”. Vaguedades, palabras y números pero, todo ello, sin una explicación lógica, razonada y argumentada.
Ejemplos prácticos: elecciones en Andalucía: El PP pierde 314.893 votos y saca 259.968 votos menos que el PSOE, la suma de votos de PSOE y Adelante Andalucía es 184.377 votos más que el PP y C’s, sin embargo es 211.601 votos menos que la suma del bloque anterior más Vox. Tras el cierre electoral el Partido Popular salió a escena entre sonrisas, abrazos y aplausos –estos que nunca falten, incluso en los funerales, malditos sean- como vencedor de las elecciones. Y me pregunto ¿si en lugar de perder casi 315.000 votos los hubiese ganado, como lo celebrarían? A saber.
Pero hete aquí que el derrocamiento del “régimen socialista” en Andalucía se puede hacer porque se incluye y apoya en un partido como Vox, partido que declara posiciones de ultraderecha, xenófobas, racistas, intransigentes y, en definitiva, posiciones de una extrema derecha que en el resto de Europa tienden a ser aisladas. Allí, en Europa, se recuerda el fascismo y la II Guerra Mundial, aquí, en España, por el contrario, hay demasiada nostalgia y tolerancia del franquismo.
Y toda esta tolerancia con Vox, y más ahora tras las elecciones generales, municipales y autonómicas, se vuelve contra otros partidos en los que piensa apoyarse el PSOE para formar Gobierno y mayoría parlamentaria. Y yo me pregunto: si todos pueden concurrir a las elecciones, ¿por qué unos tienen el marchamo de constitucionalistas y otros de todo lo contrario? Como casi siempre intereses bastardos.
Y en todas estas discusiones que vemos, oímos y leemos, alguno de ustedes ¿ha oído hablar y discutir de propuestas concretas hacia los problemas que sigue teniendo la ciudadanía?, Ya, es que eso es demasiado aburrido para la plebe, supongo yo que pensarán los padres de la patria. ¡Qué nostalgia del “no nos representan
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