DEMOCRACIA Y EVASIÓN DE IMPUESTOS
Por Agustín Ramírez , 19 noviembre, 2014
Recientemente se ha conocido que Luxemburgo ha sido y es el refugio fiscal de más de 340 empresas multinacionales para minimizar el pago de impuestos; mediante artificios financieros conseguían que los impuestos se terminasen pagando en ese pequeño país y no donde se generaban los beneficios.
Esta truculencia financiera ha ocurrido en un país que durante 18 años ha tenido como primer ministro al señor Jean-Claude Juncker, tarea que ha simultaneado con la de ministro de Finanzas, y es precisamente en este período 2008 a 2011 cuando se han firmado los acuerdos de elusión tributaria, acuerdos que significaban un certificado que garantizaba protección a las empresas ante posteriores reclamaciones tributarias.
La mal llamada “ingeniería financiera” consistía en crear una matriz de la empresa en Luxemburgo, crear una serie de relaciones profesionales y financieras, como préstamos y prestaciones de servicios, entre las empresas nacionales y la matriz luxemburguesa, de manera que los beneficios terminasen en la empresa matriz luxemburguesa, la cual, previamente, ya había acordado con el gobierno del pequeño país un régimen tributario que les permitía pagar un 2% de sus beneficios y no el 28,6% oficial de Luxemburgo o el 21% que es el porcentaje promedio de los países europeos.
Estos acuerdos se han hecho al amparo de las grandes firmas de auditoría internacionales, tales como PwC, empresa en la que -¿casualmente?- el actual ministro español de Economía y Competitividad, don Luis de Guindos, era el responsable de la división financiera entre los años 2008 y 2011.
En definitiva, las grandes empresas multinacionales lo son, no solo por su enorme volumen de negocio, sino también por su escasa aportación tributaria a las arcas de los países donde generan los beneficios, y para ello cuentan con la aquiescencia e imprescindible cooperación de los gobiernos de pequeños países de casi nula ética moral y fiscal, así como de grandes compañías de asesoramiento financiero y legal.
Toda esta patraña financiera, junto con el fraude fiscal y la existencia de los paraísos fiscales, lleva a una situación de empobrecimiento de la recaudación fiscal de los estados que debe compensarse –según su malvado y maquiavélico criterio-, con un recorte de los salarios y los gastos sociales y con un incremento de los ingresos tributarios a costa de la inmensa mayoría de la población, poniendo especial énfasis en la subida de los impuestos indirectos, los más regresivos y los más rápidos de recaudar.
Conocido todo lo anterior, me pregunto ¿qué es esto de la democracia que nos están contando?; ¿es la explotación de los más por esa ínfima minoría de poderosos que son una de las sanguijuelas del sistema económico actual?, así sienten y se atribuyen ellos ese concepto de democracia, por otro lado vacío de contenido y completamente manipulado, pero “democracia” con palabras mayúsculas es otra cosa, y esa DEMOCRACIA es la que reclama el pueblo.
Esta continua y enorme evasión de impuestos es un ataque directo de los más poderosos a la inmensa mayoría de los ciudadanos europeos; ataque que se complementa con el uso y abuso de los paraísos fiscales para que el estrangulamiento económico sea solo una manera de generar más beneficios para la oligarquía financiera en detrimento de la ciudadanía.
Y sobre todo lo anterior los dirigentes del partido en el gobierno, especialmente los desafortunadamente locuaces Cospedal, Hernando y Floriano, no dicen ni una palabra; por el contrario, las ideas que surgen desde la izquierda ascendente siempre son un peligro para la democracia, cualquier idea o propuesta es tachada de radical sin ningún argumento. La falta de argumentos sí es el concepto de democracia que tiene una señora que despide a los trabajadores por SMS, siendo condenada la comunidad autónoma que gobierna a pagar casi 100.000 euros a cada uno, además de las costas del juicio, y más nos vale no recordar cuando argumentaba la indemnización en modo de simulación y diferido… ¡aquella explicación debe de estar en los anales del derecho laboral!
Conclusión, si este es su concepto de democracia, el de ella y los suyos, razón tenían quienes el 15M gritaban: “le llaman democracia y no lo es”.
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