Dos vidas, de Georg Maas y Judith Kaufmann
Por José Luis Muñoz , 3 agosto, 2014
¿Quiénes somos? ¿Cuántos somos? ¿Podemos prescindir del pasado? Esas son algunas de las preguntas que se hacen los germanos Georg Maas y Judith Kaufmann en Dos vidas, coproducción entre Alemania y Noruega del 2012 que aterriza misteriosamente dos años más tarde, una película ambientada en los años 90 que remite a los filmes de espías de cuando existía el Telón de Acero, a películas como El espía que surgió del frío de Martin Ritt, Sentencia para un dandy de Anthony Mann o Llamada para el muerto de Sidney Lumet, o más recientemente el éxito del cine alemán La vida de los otros.
Katrine Evensen (Juliane Köhler), hija de un soldado alemán invasor y de la noruega Ase Evensen (Liv Ullman), fue una de las niñas que fue enviada a Alemania para formar parte de la superrraza aria y ser criada en una granja cuando la locura nazi dominaba Europa. Con la caída del muro de Berlín, Katrine consigue regresar a Noruega, reencontrar a su madre y matrimoniar con el capitán de navío Bjarte Mirdal (Sven Nordin) con quien forma una anhelada familia que nunca tuvo en ese orfanato al que fue a parar con el asentimiento de su madre. Cuando el abogado Sven Solbach (Ken Duken) indaga en el pasado de Katrine para una demanda en el Tribunal de Estrasburgo por crímenes contra la humanidad, la doble vida de Katrine sale dramáticamente a la luz.
Con un argumento propio de las novelas de John Le Carré, con una buen ramillete de espías de la Stassi huérfanos de empleo tras el derrumbe del muro y que no acaban de aclimatarse a su nueva situación y una trama que, en su origen, apunta a la Alemania de Hitler y sigue en la comunista, Georg Maas y Judith Kaufmann arman un thriller que arranca débilmente, cuando todo gira alrededor de ese puñado de niños noruegos deportados a granjas arias de Alemania, y que alcanza sus mejores momentos cuando entran en acción los agentes de la Stassi, el argumento da un giro sorprendente y se descubre el oscuro pasado de la protagonista.
Dos vidas no está del todo bien resuelta y adolece de una cierta descompensación en sus tramos narrativos. Tienen que echar mano sus directores de una serie de secuencias explicativas retrospectivas, filmadas en toscos fotogramas quemados, demasiado explicativas y en ocasiones rocambolescas, para cerrar la historia, pero se beneficia de una intérprete excelente, Julianne Köhler, que expresa con convicción la dualidad de su personaje, incluso físicamente—cuando se coloca la peluca negra en los lavabos del aeropuerto se convierte en una dura espía— y de un final catártico en el que los personajes se debaten en un mar de engaños— Bjarte Mirdal, el marido, duda que realmente Katrine lo haya querido en algún momento; Ase Evensen no sabe cómo mirar a su hija tras las revelaciones—que alteran para siempre sus vidas.
Como en las obras clásicas del género negro el pasado pasa factura y barra el futuro.
Título original: Zwei Leben
País: Alemania
Año de producción: 2012
Género: drama
Duración: 97 minutos
Director: Georg Maas y Judith Kaufmann
Estreno en España: 4/07/2014
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