El macho feminista
Por Mikel Imedio , 18 julio, 2016
Ser macho y feminista parece casi una contradicción. Sin embargo, se siente como lo más lógico del mundo, o al menos eso me ocurre a mí. Parece contradictorio porque el feminismo se podría ver como una lucha exclusivamente femenina. Sin embargo, un sentimiento de injusticia se apodera de ti cuando ves cifras de maltrato machista o cuando ves el número de abusos sexuales en Sanfermines o cuando ves sufrir a alguien cercano por el hecho de ser mujer.
Parece que para no ser machista basta con no pegar a las mujeres. No las puedes pegar, pero puedes gritarles por la calle, puedes menospreciarlas, puedes juzgarlas como personas por su apariencia, puedes reírte de todas las bromas machistas que quieras, puedes pasarte de la raya si estás de fiesta, puedes ponerte pesado porque “se está haciendo la estrecha”. Estos comportamientos están aceptados como algo normal porque los hombres “somos así” y aunque no los hagamos no los enfrentamos.
Siempre me he considerado feminista, yo no pego a mujeres, hasta hace poco era algo secundario para mí. Pero pasó a ser una de mis preocupaciones cuando escuché experiencias de mis amigas sufriendo por culpa de un machismo no tan evidente. Comencé a analizar mis actos y comprobé que estaba siendo más machista de lo que pensaba. A pesar de estar en un ambiente universitario y progresista parecía que los hombres imponíamos nuestra visión sobre las opiniones de las mujeres. Cuando salía el tema del machismo y el feminismo todos teníamos clara nuestra posición: feminismo o barbarie. Pero al mismo tiempo no podía evitar sentir que estábamos siendo inconscientemente machistas, que en todos permeaba una forma de actuar para nada feminista. La forma de confirmar mis sospechas fue preguntando una vez más a mujeres de mi entorno para tener que darles la razón: estaba siendo machista.
Así llegué a la conclusión de que el machismo está normalizado en nuestra sociedad. Conscientemente ya lo sabía desde hacía mucho, bastaba con leer a cualquier autor feminista, lo difícil es integrarlo, creértelo, llevarlo al subconsciente. Sé que está normalizado porque yo lo tengo normalizado y la sociedad me envía el mismo mensaje. En este punto te planteas como conseguir ser feminista si tienes que luchar contra la normalidad a la que estás acostumbrado. Pues “simplemente” cambiando la normalidad, empezar a actuar de la forma más feminista en el día a día.
Cuando comienzas a observar la realidad de esta forma te planteas todo lo que pueda ser machista: saludar con dos besos solo a mujeres, dejar pasar primero solo a las mujeres, ayudar a mujeres con bolsas de la compra, etc. Y muchas veces la respuesta está, literalmente, en frente: preguntarles a ellas. Otras veces se convierte en un quebradero de cabeza con el que te acuestas, un precio ínfimo comparado con lo que tiene que ser vivir en una sociedad que te oprime por tu sexo.
Y todo este esfuerzo ¿para qué? si a mí personalmente no me afecta, es mucho más cómodo mantener el papel que la sociedad espera de mi como hombre. Hago todo esto porque creo en la igualdad, porque creo que el derecho a ser tratado con respeto está por encima la libertad de lanzar piropos, porque cualquiera pueda ir a denunciar que sin que le cuestionen. Personalmente lo hago porque si no me daría asco mi sociedad y me daría asco a mí mismo.
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