Empieza el hundimiento
Por José Luis Muñoz , 23 marzo, 2015
Finalmente Susana Díaz ha demostrado ser un animal político y se ha salido con la suya en esa convocatoria relámpago de elecciones en Andalucía. El PSOE se ha quedado exactamente igual que antes, con 47 diputados, lo que es un buen resultado para un partido que en Andalucía está inmerso en numerosos casos de corrupción. Adjudicar la victoria del socialismo español al clientelismo, porque el PSOE en Andalucía es en un partido que es ya un régimen porque no ha dejado las riendas del poder desde que se instauró la democracia, podría ser una explicación a este nuevo triunfo. Susana Díaz, con los resultados de las autonómicas, puede postularse, si quiere, para mover la silla a Pedro Sánchez y ser la candidata a las generales, pero nadie cree que lo haga y lo más probable es que se conforme con atar su poder en su feudo.
Pero la gran victoria del PSOE en Andalucía, más allá de repetir los resultados de 2012, su victoria sin paliativos, es el hundimiento, también sin paliativos, del PP que podría extrapolarse al resto de los territorios a juzgar por el hartazgo de la sociedad española con la forma de gobernar de la rancia derecha española y su política de recortes sociales que nos ha ahogado a casi todos. En Andalucía otro partido de la derecha, joven, limpio de corruptos porque acaba de nacer, dirigido por inteligencia por una persona mediática como Albert Rivera, Ciudadanos, el Ciudatans del patético Carlos Floriano, se ha llevado una buena porción de los votantes del PP, casi quinientos mil, asqueados de la corrupción que desde hace años viene sacudiendo los cimientos del partido en el gobierno y noqueado judicialmente por el juez Ruz que ve probada su financiación ilegal durante 18 años con dinero negro con el que pagó sedes y campañas electorales. En las municipales, en el resto de las autonómicas y en las generales es muy posible que Ciudadanos, la derecha moderada homologable con la europea, vaya creciendo exponencialmente al mismo tiempo que el PP se vaya desplomándose. Ni Mariano Rajoy ha entonado el mea culpa por el desastre electoral en Andalucía, ni lo ha hecho el candidato Juan Manuel Moreno Bonilla, que debería de haber dimitido ya por los pésimos resultados. Contrasta el autismo del presidente del gobierno, al que inexplicablemente no lo mueven de la silla los propios y así le va al PP, con el baño de realidad del ministro de asuntos exteriores José Manuel García Margallo reconociendo la debacle.
El 15% conseguido por Teresa Rodríguez de Podemos y sus 15 diputados, 600.000 votos que han apostado por el nuevo partido de izquierdas, aunque sus expectativas eran llegar a ocupar 20 escaños en el Parlamento Andaluz, es un buen resultado por el que deberían sentirse moderadamente satisfechos. 20 diputados suman exactamente Podemos e IU, formación a la que el partido liderado por Pablo Iglesias le ha dado más que un mordisco, casi lo ha devorado, pero no ha arañado nada al PSOE.
Y el gran fracaso, también sin paliativos, es el de UPyD con un liderazgo de Rosa Díez muy cuestionado ya entre sus propios dirigentes que le reprochan no haberse subido al carro de Ciudadanos.
La izquierda, si seguimos considerando al PSOE como partido de izquierdas, ha ganado sin paliativos en Andalucía, por goleada, 67 escaños frente a 42, y empieza el hundimiento del PP.
El partido en el gobierno, si quiere evitar su previsible descalabro que ya muchos politólogos dan como seguro, debería cuestionar de una vez por todas el liderazgo de Mariano Rajoy y convocar un congreso extraordinario. Si no lo hace, y no hay visos de que así vaya a ser, va a continuar la sangría de votantes hacia Ciudadanos y es más que probable que sus mejores militantes, aquellos asqueados por la connivencia con la corrupción de toda su vieja guardia, vaya al partido de Albert Rivera. La orquesta ya ha empezado a tocar.
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