En Madrid cabemos todos, las chinches también.
Por Fátima de Alba , 12 junio, 2014
Desde hace unos meses atrás, en el céntrico barrio madrileño de Lavapiés, se vienen experimentando la existencia de chinches. Ahora y debido al buen tiempo, estos insectos se están propagando a velocidad estrepitosa por todas y cada una de las fincas del multicultural barrio madrileño.
Los Cimex Lectularius, conocido vulgarmente como chinches, es un incómodo insecto que se alimenta fundamentalmente de sangre de humano o de otro animal de sangre caliente. Aunque no necesariamente se alimenta de noche, sí que es cierto que es durante este momento cuando actúan con mayor intensidad. Las chinches suelen esconderse por grietas, colchones, costuras de cojines y un largo etcétera, de ahí que se les conozca como “chinches de cama”. Este chupóptero acude al humano por la calor que desprende y por el dióxido de carbono exhalado. Una vez llega al cuerpo tumbado y dormido, se ceba durante aproximadamente cinco minutos chupando la sangre. Una vez, la chinche ahíta y bien satisfecha se va. Pero que no se preocupe nadie y muchísimo menos el Ayuntamiento de Madrid -que pueden seguir tranquilamente en plaza Mayor “tomando un relaxing coffee”- ya que las propias chinches una vez extrayendo la sangre, depositan sobre el cuerpo humano una saliva que actúa de anticoagulante y de anestésico. Viéndolo así, una auténtica maravilla. Estos repugnantes insectos suelen ser menos peligrosos que, incluso, las famosas pulgas y a diferencia de las cucarachas no vienen atraídas por los restos de comida o suciedad. Se cree que no transmiten enfermedades aunque no se descartaría el contagio de enfermedades como la hepatitis “B”.
“Por si éramos pocos, parió la abuela”-decía una señora saliendo de un supermercado- refiriéndose al tema de moda. Por muy dantesco que parezca, dos días después, una asistenta que trabaja en alguna de las fincas del barrio, corría rápidamente para el metro con un transistor asustada mientras escuchaba las escuetas noticias sobre las chinches en Lavapiés.
Mientras tanto, coger el sueño se está convirtiendo en un privilegio al alcance de pocos ya que, el miedo, la repulsión, las molestias de las picaduras y el conocimiento de la existencia de estos inoportunos huéspedes causan el desvelo en el distrito de “La Chinchería».
Según afirman fuentes de la asociación de “La corrala”, este problema ya es conocido por el Ayuntamiento de Madrid desde hace aproximadamente un año aunque parece ser que se le ha ido dando prioridad a otros asuntos de la capital de, este nuestro país, España.
Está claro que a los vecinos del barrio no les cabe la menor duda de que el problema no se está atajando con la urgencia que se merece por tratarse de una zona multicultural, dónde la población suele estar formada por gente de clase media-baja y dónde sus votantes suelen ser mayoritariamente de izquierdas.
¿Se imaginan ustedes una plaga de chinches corriendo por la calle Serrano y entrando en tiendas como Gucci? ¿Se imaginan ustedes el barrio de Salamanca plagado, claro y por supuesto, o sea, de Cimex Lectularius? Pues imagino que no, porque a esta utópica pregunta ni siquiera le hubiera llegado el momento de su utópica respuesta dado que el Ayuntamiento de Madrid ya se habría encargado de poner remedio.
Los vecinos se quejan por no tener la ayuda necesaria por parte del Ayuntamiento así como por la poca difusión que se le está dando a este problema en los medios de comunicación.
Que lo retro ahora está de moda es una obviedad y que el pasado siempre vuelve también, así que abrámosle las puertas de la cotidianidad porque chinche a quien nos chinche, las chinches parece que vienen para quedarse en este nuevo movimiento hipster.
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