Grecia, Galeano y el concepto de democracia
Por Agustín Ramírez , 29 junio, 2015
“La democracia es un lujo del norte. Al sur se le permite el espectáculo, que eso no se le niega a nadie. Y a nadie molesta mucho, al fin y al cabo, que la política sea democrática, siempre y cuando la economía no lo sea… Cuando cae el telón, una vez depositados los votos en las urnas, la realidad impone la ley del dinero”: El libro de los Abrazos, Eduardo Galeano, 1993.
El gobierno griego ha convocado un referéndum para que sea el pueblo griego quien diga si se deben aceptar las condiciones draconianas que impone la “troika”, BCE, FMI y Comisión Europea.
Esta decisión ha llevado a algunos a cuestionar la legitimidad de la consulta con el argumento de que si ya ha habido elecciones, los representantes electos son quienes deben tomar las decisiones y, después, cuando corresponda, los electores refrendarán o revocarán a los dirigentes electos. O dicho de forma más sencilla: “usted vote cuando haya elecciones y basta”, ese es su concepto de la democracia; ese es el concepto de democracia que llevó a Eduardo Galeano a decir: “Si votar sirviera para cambiar algo, ya estaría prohibido”;¡y cuanta razón tenía el recientemente fallecido escritor uruguayo!
La realidad de hoy de Grecia no nace con este gobierno; es el actual gobierno el que se ha atrevido a cuestionar las políticas que han hecho que hoy Grecia sea un país arruinado y sin posibilidad de pagar su deuda; es el actual gobierno el que se ha atrevido a convocar una “Comisión de la Verdad de la deuda del Parlamento Helénico” y que ésta explicase las causas de la situación actual; es el actual gobierno el que ha dicho basta a las políticas que se imponen desde la citada “troika” y que solo han servido para traspasar la deuda de los grandes bancos europeos al pueblo griego y, en consecuencia, a que sea el pueblo griego quien sufra todos los recortes que impone el poder financiero; porque la deuda ya la tienen que pagar los griegos, la banca europea ya se la ha cobrado.
El pueblo griego ya ha sufrido una caída salarial del 37%, una reducción de las pensiones del 48%, una disminución del gasto público del 30%, un crecimiento del desempleo hasta el 27%, además de unos recortes casi mortales en sanidad pública gracias a las políticas, eufemísticamente llamadas de “austeridad, consolidación fiscal y reformas estructurales”, y las consecuencias de estas políticas llevaron a afirmar al FMI en junio de 2013 en un informe interno, marcado como “estrictamente confidencial” y filtrado por unos “antisistemas peligrosos” como el periódico “The Wall Street Journal” que “la institución subestimó el daño que sus recetas de austeridad causaría a la economía griega”, incluso algún miembro del FMI, ya fuera de él declaró: “nos equivocamos en nuestras previsiones porque donde pensábamos que supondrían una reducción del PIB del 5%, en realidad ha supuesto una disminución de más del 25%”.
Esta es una parte de realidad que, aunque evidente, hoy no se quiere casi recordar; como tampoco se quiere hablar del incremento de deuda que para Grecia supuso el convertirse en el segundo país de Europa con más gasto en Defensa en relación al PIB, para combatir el peligro de una conflicto entre Grecia y Turquía; como tampoco se quiere recordar, cuando algunos hablan de que Grecia nunca hubiera debido entrar en la Unión Europea por haber falseado sus cuentas, que éstas fueron preparadas por Goldman Sachs, banco americano de inversión que tenía como vicepresidente a un señor llamado Mario Draghi, que hoy, casualmente, es el Presidente del Banco Central Europeo.
Si recordamos todo lo anterior, la situación de hoy tiene otra forma de entenderse, y más aún si recordamos lo que supuso para Alemania, país arruinado tras la II Guerra Mundial, que en 1953, por los denominados “Acuerdos de Londres”, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia le condonaran una parte grande de su deuda, a sabiendas de que en aquella situación, Alemania nunca podría pagar la deuda contraída por el nazismo. Pues bien, hoy todos hablan de que en la situación actual la deuda de Grecia es impagable, pero ¿recordamos lo que pasó unas décadas antes, o es que no nos interesa recordar?
Todas estas cuestiones hoy conviene recordarlas y entenderlas para valorar cual es la decisión que Grecia debe tomar y, en mi opinión, la convocatoria del referéndum no es sino una forma de devolverle la palabra al pueblo, de practicar la democracia, porque si la democracia es simplemente votar cuando se convocan elecciones, no hacemos sino ratificar las lúcidas palabras, como siempre, del uruguayo universal Eduardo Galeano.
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