La conquista del Palacio

La tarde transcurre con tranquilidad en el madrileño parque del Retiro. Jesús Fornies se encuentra haciendo su show diario de malabares con el objetivo de ganar unas monedas. Ese día fue especial porque uno de sus mejores amigos estuvo haciéndole compañía. Se trata de Leiva. En un momento determinado, al ex de Pereza se le ocurrió la brillante idea de hacer un corro para llamar la atención de la gente y de esta manera ayudar a su amigo. Jesús no le tomó enserio y le comentó que conseguir un buen grupo de gente era lo más difícil de la profesión, pero confió en la decisión porque no tenía nada que perder. Leiva se enfundó una gorra y al ritmo de un famoso pasodoble formó un corrillo en apenas unos minutos. Ganaron dinero y se lo gastaron en cerveza. Aquel día, Leiva desarrolló su don de gentes que con el paso del tiempo le ha servido para subirse al escenario principal. Los compañeros de profesión se deshacen en elogios hacía su papel como músico y hacía él como persona, José Miguel Conejo Torres. Carlos Tarque considera que es el salvador del rock en España. Leiva recibe el mensaje con vergüenza y desmitificando las palabras del cantante de M Clan, pero sabiendo que las cosas se están haciendo a fuego lento y por el buen camino. Cuanto más alto llegas más críticas recibes. A día de hoy sigue habiendo gente que tiene la imagen del Leiva juerguista que llega a casa cuando amanece. Una fotografía que como reconoce “no se puede borrar ni con típex”.

Sin grandes pretensiones, sin buscar atajos y partido a partido ha construido una de las giras más potentes y sólidas del panorama musical español. Los himnos de Pereza, los miedos de Diciembre y la luz de Pólvora  se han unido durante más de 120 shows para hacer disfrutar al público que ha llenado cada uno de los recintos donde ha pisado la Leiband. El sábado llega la traca final en el Palacio de los Deportes de Madrid. Una plaza nueva que el de Alameda de Osuna afronta con vértigo pero con mucha pasión e ilusión y siendo consciente de que no va a fallar a la gente que acuda al recinto. Sonarán los clásicos de ayer y hoy. Una vez que se apaguen los amplificadores comenzará una época de retiro donde Leiva quiere “cocinar y marcharse a su casa del campo”. A finales de año vuelta al estudio para comenzar a grabar el próximo disco, el número tres, el de la confirmación definitiva.  Leiva está en racha, todo le sale como a Casillas en el Mundial de Sudáfrica y quiere aprovecharlo. Hasta que llegue ese momento todavía queda un cartucho de pólvora en la recámara de un músico que se crió entre balones y guitarras, creció al ritmo de los Stones y se consagró una buena tarde en el Retiro.

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