La feria MÁSQUELIBROS nos descubre el hechizo de este formato
Por Mara González , 5 junio, 2014
Otra manera de acercar a los nuevos lectores y a lectores empedernidos a su fetiche, a su objeto de adoración, es embelleciéndolo en el sentido mas puro de la palabra. Poner a los libros algo de maquillaje, hacerlos atractivos «chismes» de holgada creatividad, y todo ello SIN PALABRAS o no necesariamente desde la palabra, sino el arte, el diseño, las artes plásticas… Aquí no importa la calidad académica e historiográfica de la edición, sino la creación. El libro se convierte en lienzo, es el molde, la pasta, la madera dónde ajustamos un querer artístico sin límites. Los artistas que participan en un evento así pueden o no ser dueños de una editorial, no hace falta que sean libreros, ni siquiera bibliófilos; ellos vulneran el porqué del libro para contar otras verdades en la superficie, algo que subvierta las moléculas y la finalidad primaria para acercarse a otra cosa, en otro más allá.
Seguramente no se entienda del todo en qué consiste esta feria hasta que recorráis los expositores, conferencias y actividades que os tiene preparada la organización del evento en el colegio oficial de arquitectos (la sede COAM), en Madrid durante todo este fin de semana. En esta tercera edición el visitante vuelve a encontrarse rodeado de artistas, galerías, editoriales, colectivos que incluyen a investigadores, talleres de grabado y espacios creativos, entre otros. También están las revistas del género, escuelas, facultades y una artista invitado, Mateo Maté, cuya obra se detallará en la celebración, pero sobre el que podéis indagar previamente en la web de la feria.
Reencontrarnos frente a este objeto que aquí se expone por toooodas partes acelera las asociaciones. Lo digo porque ahora que su formato es puesto en peligro por el avance tecnológico, es oportuno recordar que en el principio estaba la oscuridad y que después apareció un tomo cerrado que nos invitaba a cogerlo y mirarlo por todas sus caras. El objeto tenía un sugestivo diseño de encuadernación y un título redondo en el lomo. Un paso más adelante ya abríamos esa caja de Pandora y veíamos agitarse las páginas entre nuestras dos manos. Al abrirse se construyó frente a nosotros un mundo que no pensábamos pudiera ser siempre así. Entonces se hizo la luz y del destello de la imaginación devienen ahora todas estas elucubraciones maravillosas con el formato. Ese recipiente que alberga ya la memoria de nuestras lecturas y a nosotros mismos.
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