LA IMPOSTURA DE LA DEMOCRACIA
Por Agustín Ramírez , 18 enero, 2015
En unas semanas habrá elecciones en Grecia y las encuestas apuntan a que Syriza (Coalición de la Izquierda Radical) podría obtener un resultado electoral que le permitiese formar gobierno, tendencia que se apuntala en el hecho de que en las pasadas elecciones europeas, Syriza ya fue el partido más votado.
A la vista de esta situación, tanto la Comunidad Europea, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo, además de algunos gobiernos nacionales de corte conservador, han comenzado su ofensiva mediática para intimidar a los griegos e influir para que su voto no vaya hacia esa coalición.
Los griegos piensan que su voto a Syriza no es sino la manera de demostrar que están hartos de ser robados, humillados y vilipendiados como ciudadanos. En Grecia se ha aplicado una política de recortes económicos y sociales que lo único que ha conseguido es hundir, más si cabe, la vida y la economía de los ciudadanos griegos.
Todos los recortes han ido en la línea de reducir gastos para ajustar unas cifras que permitiesen que los prestamistas financieros internacionales pudiesen cobrar sus deudas; ahora bien, estos prestamistas eran más bien la gran banca europea y con esta política de ajustes están consiguiendo trasladar su deuda a la propia comunidad europea bajo el pensamiento clave de: primero cobramos nosotros y, después, que sean los europeos todos quienes tengan que cobrar, este y no otro ha sido el objetivo de las políticas practicadas.
Las ayudas, a modo de soga que apretamos en el cuello del que se está ahogando, siempre se han concedido bajo la premisa de que, previamente a la concesión del dinero, debían establecerse unos recortes –eufemísticamente llamados reformas- y hoy estamos en la situación de que se suspende la negociación del próximo plazo de la ayuda acordada hasta saber el resultado de las elecciones, no vaya a ocurrir que gane quien no debe y tengamos problemas para cobrar. Y un breve inciso, ¿recuerdan ustedes que el señor Mario Draghi –presidente del Banco Central Europeo desde el 1 de noviembre de 2011- era vicepresidente de Goldman Sachs International y que esta compañía fue la que asesoró a Kostas Karamanlis sobre como ocultar la verdadera magnitud del déficit de la economía griega?.
En definitiva, esta democracia me recuerda a los teatros de marionetas donde éstas son movidas y hablan por boca del señor que, tras las cortinas, maneja sus hilos y su boca; no es la voluntad de las personas lo que prevalece –aunque así lo parezca de manera formal-, lo que prevalece es la voluntad y el interés de los grandes grupos financieros, quienes mientras ese interés desmedido y voraz no se vea amenazado, consentirán los resultados electorales porque los candidatos serán la misma moneda, unas veces mostrarán la cara y otras la cruz; además para conservar este dominio cuentas con un arma tan sutil como eficaz, los sistemas electorales que permitirán, con pocas dificultades, que los ganadores sean siempre personas fieles y afines a sus interés oligárquicos.
Todo lo anterior está escrito en referencia a las próximas elecciones griegas; no obstante es fácil hacer el símil con la actual situación de la política española. Los ataques feroces ante el posible fin del bipartidismo llegan de todas partes esgrimiendo siempre la misma amenaza: ahora que ya estamos saliendo de la crisis no podemos consentir que vengan unos radicales de izquierda o peligrosos comunistas que destruyan la consolidad democracia que la sacrosanta transición ha conseguido con el esfuerzo de todos.
Y aunque en España me duele el pensar que esa Syriza no existe – al menos todavía, espero- si soy plenamente consciente de que esta situación ha puesto en evidencia otra impostura mayor que la del “pequeño Nicolás” o la del falso preso de los campos de concentración, Enric Marco y me recuerda uno de los gritos del 15M: “lo llaman democracia y no lo es”, que “democracia no es votar cada cuatro años”.
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