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La Juani

Por José Luis Muñoz , 27 agosto, 2025

Se nos murió la Juani. Tan callada. Ni sus más allegados sabían de su dolencia. Verónica Echegui siempre será La Juani, esa belleza poligonera, una auténtica choni del suburbio, que venía a devorar el mundo y ser actriz. Un cuento de la Cenicienta. Bigas Luna fue su padrino, padre y descubridor. El ojo cinematográfico del director catalán no fallaba nunca, dio la alternativa a Penélope Cruz, Javier Bardem, Jordi Mollá, Leonor Watling, lo mejorcito de nuestros actores. Una muerte, la de esa chica tan joven, me lleva a la otra, la del director de cine que la descubrió.  Bigas Luna murió mientras yo estaba en Estados Unidos, por sorpresa. La última ve que lo vi estaba lleno de proyectos e ilusionado para llevarlos a cabo y jamás me habló de su letal enfermedad las muchas veces que hablé con él, en las muchas entrevistas que me concedió. Me pidió que le buscara un árbol con suficiente perímetro de tronco para Mecanoscrit de segon origen, la adaptación de la novela de Manuel de Pedrolo que finalmente no pudo rodar. El árbol lo encontré en Bausén; de una de sus ramas cuelga un columpio. Bausén, el pequeño pueblo aranés en donde está enterrada la Teresita en su cementerio privado en donde nunca faltan flores.

La Juani fue el desembarco espectacular de Verónica Echegui en el séptimo arte, su carta de presentación. El director de Bilbao, uno de los filmes más oscuros del cine español, venía quemado tras el rodaje de Bambola, su especial y carnal homenaje al neorrealismo italiano por sus enfrentamientos con la protagonista chica Berlusconi Valeria Marini. Carlos Boyero le tenía inquina, por criticarlo hasta se metía con los títulos de sus películas: Huevos de oro en donde Javier Bardem anticipaba el gesto de Rubiales décadas antes. Verónica Echegui era la antónima de la voluptuosa italiana. Una cría de 22 años. Tenía frescura, comunicaba muy bien, bella, ojos hermosos, apasionada como buena latina. Un parecido razonable con Winona Ryder o con Natalie Portman, que a veces confundo. Frágil, pero llena de energía. Por eso duele más su muerte. Y tan joven, con 42 años. ¡Qué injusta resultan esas muertes antes de tiempo!

En su abundante filmografía, que nos deja para que creamos que es eterna, películas muy relevantes como La niebla y la doncella, la serie Los pacientes del doctor García, La ofrenda, Katmandú, un espejo en el cielo. Dramas y comedías por igual porque era polivalente.  Y su aparición en Bigas x Bigas, ese emotivo documental en recuerdo de ese director al que nunca se le hizo justicia. Verónica, como Javier Bardem y Penélope Cruz, cuyos hijos se llaman Bigas y Luna, amaba a su descubridor. Bigas Luna la recibirá en el cielo.

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