¿»Podemos» o no «podemos?
Por Juana Vázquez , 20 julio, 2014
Llevo tiempo con ganas de escribir sobre el partido de Podemos, pero cuando tenía pensado hablar estupendamente de él, después de haber leído al principio la mar de noticias positivas sobre esta formación, me viene todo del revés, con críticas y más críticas sobre el mismo donde lo ponen a parir.
Por ejemplo, cosas más o menos como estas, en una y otra dirección: Podemos ha sido un halo de frescor, la mejor campaña a las elecciones europeas de todos los partidos y con el menos dinero, un fenómeno social, ha devuelto la ilusión a los ciudadanos, ha cambiado la política mediocre y de corrupción que tenemos por otra más abierta, donde cada movimiento que dan es transparente y donde invitan a que participe el pueblo en cualquier decisión, es una revolución social y política.
Por otro lado: su discurso sólo son grandes palabras vacías de contenido, se le ve que le gustan los totalitarismos de izquierda, es un bluf, algo que se desinflará cuando las palabras pasen a la acción. Ha dicho que ETA tiene un origen político , recibía dinero de Chaves, y está ligado al chavismo y a los mandamases políticos de Cuba y Bolivia, es un engatusador que le dice a la gente lo que quiere oír, sus palabras son absolutas y fantasiosas y rezuman populismo por los cuatro costados, su campaña se fundamenta en seis ideas que suscribirían todos los partidos, pero son simplemente una quimera.
Y se arremete con lo prometido en campaña : El impago de parte de nuestra deuda soberana, la pérdida de independencia del Banco Central Europeo, la democratización y nacionalización del sistema bancario, una renta básica para todos los ciudadanos, la moratoria de algunas deudas hipotecarias, el abandono de algunos tratados de libre comercio, o bajar la edad de jubilación a los sesenta años. Medidas, añaden los críticos, que suenan de maravilla para la mayoría de descontentos pero que analizadas con sentido común » no pasan la prueba del algodón». Y a esto le sigue un análisis exhaustivo donde se nos demuestra el tan cacareado populismo.
Bien, después de todo esto el ciudadano de a pie se queda pensando . como una servidora: ¿»Podemos» o no «Podemos»…? Pues eso.
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