PRUDENCIA ANTE EL NUEVO GOBIERNO DE ESPAÑA
Por Agustín Ramírez , 15 junio, 2018
La moción de censura ha sido aprobada y don Mariano Rajoy ha dejado de ser Presidente de Gobierno. Para muchos políticos, autodenominados “constitucionalistas”, esta moción ha sido un fraude y ha sido una forma de acceder al Gobierno por una vía irregular, ya que no son el partido más votado. Parece demasiado evidente que estos “constitucionalistas” no se han leído la Constitución, o, al menos no de manera completa, puesto que no han llegado al artículo 113. Quizás esta “lectura incompleta” sea la explicación de por qué dicen lo que dicen y hacen lo que han hecho. Bien, ahora tendrán más tiempo para acabar de leerla; asimilarla e interiorizarla ya es otra cuestión.
La explicación del apoyo a la moción de censura por parte de partidos de ideas tan diversas se explica muy bien con el argumento del diputado catalán Joan Tardá: “el apoyo a la moción de censura es un NO al señor Rajoy”. La corrupción demostrada judicialmente con el caso Gürtel, el hartazgo de las políticas económicas y sociales, siempre en detrimento de los más débiles y de apoyo a los más poderosos, así como su intransigencia en tratar el conflicto territorial con Cataluña y los recortes en materia de libertades, expresión y reunión, han propiciado esta conjunción de votos en contra del señor Rajoy y su Partido Popular.
Nadie creía que esta moción de censura pudiera prosperar pero el hartazgo del gobierno del señor Rajoy era tal que ha permitido que en su contra se pusieran casi todos; Ciudadanos, por razones de táctica electoral –pues las encuestas de daban como partido ganador de unas hipotéticas elecciones- prefería que la situación derivase en una dimisión del gobierno y una inmediata convocatoria de elecciones y el resultado es que se quedó en una tierra de nadie, no se sumó al apoyo de la moción de censura y se quedó apoyando al Gobierno al que tanto critica, como ya ocurrió en la Comunidad de Madrid con el apoyo al PP en el caso de Cristina Cifuentes; Ciudadanos en su comportamiento ignora la posibilidad de que se formen mayorías alternativas que puedan gobernar y que no lo haga el partido más votado y repito, como en el párrafo anterior, que existe el artículo 113 de la Constitución.
Y tras la elección de Pedro Sánchez ha llegado la publicación de su Gobierno. Un gobierno que ha llamado la atención, en España y en el exterior, por la calidad técnica y la solidez profesional de los elegidos, salvo alguna excepción. Ahora bien, estos cantos de excelencia al nuevo gobierno, tan reconocido por casi todos, yo quiero matizarlos y ser más prudente. Es cierto que la imagen que se transmite es de gran capacidad profesional pero, como en otros ámbitos de la vida, lo importante es al servicio de quien se pone ese conocimiento y esa capacidad, nada es neutral.
No dudo de la buena voluntad y buenas intenciones del nuevo Gobierno para implantar nuevas políticas, o revocar políticas impuestas por el Partido Popular, en temas de feminismo, dependencia, sanidad, educación, desempleo, pensiones, desigualdad social, libertades y otros; no dudo de la voluntad de tratar de una manera política el asunto de la territorialidad y las autonomías en España y su encaje en la Constitución Española, incluso con las reformas que se acordasen y procediesen. Pero si la economía de España está en manos de una persona que era Directora General de Presupuestos de la Comisión Europea, la economía va a seguir estando al dictado de lo que imponga Bruselas, que esa política económica imponga más la rigidez de los presupuestos que las necesidades de los de a pie; en definitiva, una ortodoxia económica que sea un corsé para aplicar determinadas políticas. Tengo pocas esperanzas en que los números den para revertir el copago sanitario; para la actualización de las pensiones y las condiciones de su acceso; para las ayudas al desempleo, las condiciones de su acceso y las ayudas a los parados de larga duración; revertir de la reforma laboral la extensión de una política de salarios bajos y trabajo precario. Todas estas políticas, más otras que he omitido, cuestan dinero y si suponen incremento de gasto hay dos alternativas, que se recortan otros gastos y que se aumenten los ingresos. En este panorama el origen de la nueva Ministra de Economía y sus antecedentes laborales me hacen ser demasiado receloso.
Quizás habría que aplicarse, entre tanto y dando los cien días de gracia que todo nuevo gobierno merece, la viñeta de don Andrés Rábago, EL ROTO, del pasado viernes 8 de junio: “puede que solo sea un sueño, pero no me despertéis”.
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