Trampas Económicas (¿Sobre quién recae el trabajo?)
Por David Sánchez , 28 noviembre, 2016
La crisis económica nos ha golpeado a todos o eso parecen decir algunos medios de comunicación, sin embargo, con una mirada un poco más profunda a las decisiones que se han tomado para tratar de solucionarla podremos atender mejor a los distintos colectivos que han vivido sus efectos y que clase de cambios han provocado en sus vidas.
Desde que comenzó la crisis, en el año 2008, y en adelante se han venido realizando una serie de recortes en los servicios y prestaciones públicas por parte de los gobiernos de Rodríguez Zapatero primero y de Mariano Rajoy después, siendo este último el presidente bajo cuyo gobierno más recortes se han realizado. Estos recortes no sólo han producido desastres y una pérdida de calidad en servicios tan elementales como la sanidad o la educación si no que además son propuestos de manera constante por parte de la Troika, es decir, Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y la Comisión Europea, organismos ajenos a nuestro país y sus condiciones sociales.
Los recortes propuestos desde fuera e implementados después por nuestros propios gobiernos han destruido puestos de trabajo en algunos de los espacios que más recortes han sufrido como pueden ser la sanidad, la asistencia de personas discapacitadas, las guarderías o las residencias. La pérdida de servicios públicos esenciales no soluciona los problemas que trataban de atajar de alguna forma las propios residencias o guarderías, lo que ha producido es una expulsión de las personas que necesitan de estos cuidados a su suerte, a buscar un servicio privado que puedan (o no) pagarse. Pero como decíamos la crisis ha golpeado a todas y las condiciones económicas de las personas no son buenas, eso ha terminado trasladando los trabajos de cuidados de distintas personas en nuestra sociedad atrás en el tiempo, volviendo a ser realizados por las familias y más concretamente sobre quien tradicionalmente ha recaído este trabajo, las mujeres.
En nuestra sociedad se han construido una serie de trabajos invisibilizados que las mujeres han realizado de forma gratuita, el cuidado de ancianos y ancianas, el cuidado de los niños y las niñas, la reproducción, el cuidado del espacio de convivencia, de sus propios maridos y amigos, de las personas enfermas en la casa… y un sinfín de trabajos más que nunca han recibido ningún tipo de prestación si eran realizadas en casa, de forma naturalizada y ocupando espacio y tiempo vital de las mujeres.
Al volver a trasladarse estos trabajos de los servicios públicos a las familias debido a la imposibilidad de pagar servicios privados, las primeras sobre las cuales recaen estos trabajos son las mujeres, perdiendo nuevamente sus propios espacios de intimidad y de tiempo personal para trabajar sobre el bienestar de otras personas.
Como dice Silvia Federici, feminista italiana autora de Calibán y la bruja o Revolución en punto cero, la ilusión de que el trabajo asalariado liberaría a las mujeres es un engaño del que hoy podemos darnos cuenta. El trabajo asalariado al que se incorporaron las mujeres se estaba convirtiendo ya entonces en un modelo de trabajo precario que a día de hoy queda mucho más patente, un modelo que impide sustentar la propia vida mediante horas y horas de trabajo que son pagadas míseramente. Esto ha permitido a las mujeres liberarse económicamente de los hombres pero solo ha sido una autonomía relativa limitada por el mercado, un mercado además copado por hombres y principalmente para hombres.
A esto hay que sumar lo anteriormente descrito respecto al traslado de trabajos de cuidado del entorno público al “familiar”, esta crisis ha producido una acumulación de trabajo gratuito para las mujeres junto a una vida laboral pagada de forma precaria, de tal manera que nos encontramos ante un cambio esencial a nivel social en las vidas de las mujeres, no les queda tiempo para organizarse, para la vida personal, para la búsqueda de su felicidad, su militancia o su desarrollo en cualquier entorno libremente decidido, se les esta desplazando a trabajar de manera gratuita robándoles tiempo y espacio mientras, además, participan del trabajo, del sistema productivo que también las asfixia con trabajados peor pagados que los de los hombres y con condiciones laborales cada vez más denigrantes.
Miremos con más detenimiento lo que se esta haciendo a grandes niveles, cuando hablamos de recortes nos podemos poner a favor o en contra debido a los nocivos efectos sociales que producen pero hemos de hacer presente, ahora más que nunca, el análisis feminista pues mientras parece que socialmente e incluso mediáticamente el feminismo parece tener más presencia se están llevando a cabo grandes cambios de los que quizá a simple vista y a corto plazo no logramos ser conscientes pero que vuelven a arrastrarnos y a recordarnos tiempos muy oscuros y desagradables, especialmente sobre algunos colectivos…
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