Valverde rompe el Muro de Huy
Por Fermín Caballero Bojart , 23 abril, 2014
Alejandro Valverde momentos antes de iniciarse la Flecha Valona 2014
Foto: Presse Sports/Etienne Garnier
Purito vuelve a caer hoy. Arrastrado por un escenario clásico de las Árdenas. Se cayó y se levantó el domingo. Para llegar a la Flecha Valona. Tocado. Pero sabe que Huy no perdona. Como Cunego y el mayor de los Schleck, éste con los 34 recién cumplidos (15 de abril de 1980). La repetición confirma las caras de rabia, más que de dolor. La caída les ha descartado a 3 kms de meta.
Por delante los rivales ya están desatados y los que han guardado fuerzas saben que pueden. Que deben de llegar, por tercera vez, al infierno de Huy. Sin complejos. Y ahí está Alejandro. 199 kms después, 8 años más tarde. Magno. Soberbio, a rueda, con su fiel Dani Moreno. En una curva y dos rampas brutales queda discriminado contra la valla. Marginado rompe la pedalada. Se rehace. Y de rabia rebasa a los mejor posicionados. Entra holgado en meta.
La victoria le llega a punto de cumplir los 34 (25 de abril). De la misma generación que Frank, nació cuando los campeones aún no llegaban a una meta con rampas del 26% (se incluyó en 1983). Cuando el camino a la gloria se encontraba a base de potencia, seguridad y bicicletas de ladrillo. Hoy, como en 2006, con sus escasos 60 kg murcianos, índices hacia el cielo azul Movistar, barbudo y sonriente, parece que entra en meta descansando. Muy mejorado, tras un paseo de 4 horas y media eternas. Y un castigo de dos años.
A Coppi le vino bien el cautiverio, a pesar de la corriente aficionada que insiste en que le impidió engrosar su palmarés. Alargó su vida profesional. Su mala vida de vitamina C y masajes de ciego. Como el pistolero pinteño al que el “descanso” le ha venido bien para cruzar el límite. Pasar a la otra vida, a la segunda juventud. ¿Rivalizarán como Fausto y Gino? Sin lecturas políticas, gracias al progreso, parece que pistolas Contador y Balaverde formarán parte del polvorín en la Grand Boucle.
Valverde entra en meta, como decía. Con las alas abiertas, como un pajarillo piando a la madre. Graznando. Se abraza a su masajista. A reventado Huy, mirando a Lieja. Y hoy se acostará con la bicicleta bajo el ala. Soñando con la carrera del domingo (Liège-Bastogne-Liège), donde risueño, rodará con su regalo anticipado de cumpleaños, bajo el otro ala. ¡Felicidades por haber vencido, una vez más, en Flèche Wallonne!
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