Hacienda no somos todos
Por José Luis Muñoz , 24 junio, 2014
No sé si se habrán fijado ustedes en ese video que ha colgado el Ministerio de Hacienda para animarnos a cumplir con nuestras obligaciones tributarias y a hacerlo como Dios manda. En el spot aparece un trajeado defraudador que comenta a una mujer, posiblemente su hija, que va a hacer trampas en su declaración para pagar menos de lo que le corresponde, y la mujer le afea su conducta acusándole de que se dejaran de construir hospitales, escuelas, no se pagarán prestaciones sociales…
Pagar impuestos a nadie le gusta, pero los pagamos nada más poner el pie en la acera, directa o indirectamente, queramos o no. Pagarlos cuando estos revierten escasamente en beneficio propio, gusta menos. Si viviéramos en cualquiera de los países nórdicos seguramente no nos importaría pagar nuestros impuestos porque sabemos que luego ese dinero público es utilizado de forma responsable en beneficio de todos y hay una sesuda fiscalización de su uso. Aquí eso no sucede.
Coincide esto con la cacareada reforma fiscal que ayer anunció Montoro y que, entre otros asuntos, pretende gravar fiscalmente las indemnizaciones por despido. Según su criterio el trabajador que es despedido lo hace para ganar dinero y por eso debe tributar como el que más hasta que la situación de hambruna lo aboque a vivir debajo de un puente. Esperpéntico e indignante. Con la reforma fiscal del gobierno se machacan las rentas medias, de 32.000 euros a 60.000 anuales, gravándolas un 37% (antes era el 39%, así es que se rebaja 2 puntos, eso sí), y los que ganan cifras astronómicas—a partir de los 60.000 euros anuales la misma trampa de siempre, sin tramos, todos al 45% ganen esa cantidad o 6.000.000 o los ceros que quieran poner—siguen siendo intocables, porque son los que pagan luego los sobresueldos y otras minucias, para los que se gobierna en este país.
Hacienda no somos todos, que no nos vengan con frases huecas que nadie cree. Hacienda no son los que se largan con la pasta a los paraísos fiscales que el gobierno no pone en cuestión; Hacienda no son los que tributan en países del extranjero que le son más beneficiosos en vez de hacerlo en España; Hacienda no son los que manejan, partido en el poder incluido, grandes sumas de dinero negro que vienen de operaciones opacas; Hacienda no son los que se lucran con la economía sumergida; Hacienda no son las SICAV que tributan una miseria y para eso están diseñadas; Hacienda no son las grandes fortunas que pagan proporcionalmente muchísimo menos de lo que lo hacen los trabajadores. El fraude fiscal, en torno al 24,6% del PIB según técnicos de Hacienda, unos 253.000 millones de euros—imaginemos lo que podría suponer eso volcado en asistencia social—seguirá existiendo sencillamente porque el gobierno lo consiente y sigue sin poner los medios para cortarlo. Puede, pero no quiere.
A esa lista bienintencionada que esa supuesta hija echa en cara a su padre defraudador del spot le faltan unos cuantos elementos. Hospitales, escuelas…sí, pero también bancos hundidos por sus incompetentes o corruptos gestores que nos niegan el crédito o se quedan con nuestra casa, aeropuertos sin aviones, partidos políticos y sindicatos, trenes de alta velocidad que nacen como setas, obras inútiles e infladas hasta triplicar su presupuesto inicial, sueldos de funcionarios públicos escandalosamente altos… que en eso se tira nuestro dinero.
Hacienda no somos todos, que no nos vengan con milongas. Hacienda somos muchos que tenemos muy poco y no son los pocos que tienen todo.
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