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¿La Tercera República?

Por José Luis Muñoz , 2 junio, 2014

El tsunami de las elecciones europeas, además del deterioro constante de la institución monárquica a raíz de los últimos escándalos que afectan a miembros de la familia real, parece estar detrás de la abdicación del rey Juan Carlos que, a pesar de esperada, ha cogido por sorpresa. La subida espectacular de una opción a la izquierda del PSOE, el hundimiento de ese partido y la victoria pírrica del PP están muy relacionadas con la salida de Juan Carlos que, con su abdicación, intenta a la desesperada salvar una institución desprestigiada y tocada de muerte por su anacronismo y su discutible utilidad. ¿Lo conseguirá? ¿Es el momento de exigir un cambio de régimen y convocar un referéndum y exigir la III República?

Puede que éste sea el momento más adecuado y largamente esperado. Existe entre la ciudadanía un hartazgo más que considerable con las instituciones y los partidos políticos que gobiernan contra sus intereses desde hace muchos años. Si se proletariza toda una sociedad, la nuestra, que en los últimos años se ha quedado sin clase media; si se disparan las desigualdades sociales; si impera en nuestra sociedad el hambre y el desempleo, la única opción posible es votar a formaciones de izquierdas que representen los intereses de los desclasados de siempre y los de ahora. El espectacular resultado de esa formación nueva, Podemos, que irrumpe como un vendaval de aire fresco en el panorama político español y que auguro irá adquiriendo cada vez más importancia, ha sido determinante para que Juan Carlos haya abandonado la jefatura del estado en un movimiento que recuerda mucho al de su abuelo cuando abandonó el trono tras vencer la izquierda en las municipales y llevó a la Segunda República.

En estos días va a haber una presión popular ciudadana considerable que en las calles va a exigir el advenimiento de la III República y sería de necios hacer oídos sordos. Es el momento de convocar un referéndum ordenado sobre nuestro modelo de estado y que cada español decida si opta por la forma monárquica constitucional o la republicana. Y si el pueblo español decide libremente esa segunda opción, hacer la transición de forma ordenada y responsable porque todavía pesan en nuestra memoria el caos que hundió la Segunda República y que no debemos repetir.

¡Viva la República!