Fernández Díaz acude al Congreso para explicar lo ocurrido en Ceuta
Por Redacción , 13 febrero, 2014
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, acude hoy al Congreso por voluntad propia para dar cuenta ante la Comisión parlamentaria del ramo de lo ocurrido en Ceuta el pasado jueves, una tragedia rodeada de incógnitas, motivadas especialmente por las divergencias entre la versión oficial de los hechos y las denuncias elevadas por algunos de los inmigrantes que lo vivieron en primera persona. La comparecencia tendrá lugar al término del Pleno.
El único dato en el que ambas partes coinciden es que todo empezó de madrugada, cuando un grupo de inmigrantes bajó del monte marroquí de Dar Kuiba hacia el paso fronterizo de Buitz, una zona próxima a la playa ceutí de El Tarajal separada de la misma por una valla coronada con un alambre de cuchillas y un espigón, que, a modo de frontera natural, dibuja la división entre las aguas de Marruecos y las españolas. El grupo se escindió y varias personas intentaron probar suerte echándose al mar, con la esperanza de alcanzar Ceuta bordeando el espigón a nado.
La primera de las incógnitas está en las cifras. La Delegación del Gobierno en Ceuta y la Guardia Civil han venido hablando de que unas 200 o 250 personas habrían intentado acceder a Ceuta. La ONG Caminando Fronteras, que opera entre la ciudad autónoma y las poblaciones vecinas de Marruecos, cifra en 400 los inmigrantes que aquella noche intentaron cruzar a España y dice que unos 350 fueron detenidos por las fuerzas marroquíes.
Tampoco está claro el número de fallecidos. Oficialmente sólo se ha confirmado el fallecimiento de 11 personas, cuatro de ellas por aplastamiento (de este punto no hay más detalles) y seis ahogadas intentando bordear a nado el espigón. Uno de los cuerpos fue rescatado en aguas españolas, adonde habría llegado arrastrado por la pleamar. Ninguno habría fallecido así en territorio nacional. Sin embargo, fuentes de la Guardia Civil y de la Delegación del Gobierno en Ceuta han elevado la cifra hasta 15. Las ONG creen que podría haber más.
El asunto más polémico es sin duda la actuación policial ante la llegada de inmigrantes, que ha suscitado tanto una denuncia penal de una veintena de ONG ante Fiscalía General del Estado como una investigación de oficio por parte de la Defensora del Pueblo. El Gobierno dice que fue “impecable”.
Los inmigrantes que sobrevivieron a la tragedia afirman que la Guardia Civil disparó contra los que estaban en el agua tanto pelotas de goma como botes de humo para pinchar los flotadores con los que estaban equipados. Explican que esta actuación provocó que cundiera el pánico y lo relacionan con los ahogamientos.
La Guardia Civil sostiene que efectivamente se utilizaron pelotas de goma y botes de humo para evitar la entrada de los inmigrantes, pero con efecto disuasorio, disparando siempre al aire y exclusivamente en la zona de la valla, nunca contra quienes ya se encontraban en el agua. Además, dice que los extranjeros no llevaban flotadores.
La Benemérita y la Delegación del Gobierno en Ceuta justificaron esta actuación por la violencia que, según dicen, ejercieron los inmigrantes, lanzando piedras y objetos varios contra los agentes españoles.
La Guardia Civil ha difundido un vídeo para probar este punto. Sin embargo, no muestra que los inmigrantes llegaran con tal violencia a la frontera y sólo deja ver como un puñado de personas, ya de día y en la playa, lanzan piedras hacia la zona española de la valla fronteriza. El vídeo no enseña lo que ocurrió en el agua, pero sí deja ver a varios de los inmigrantes equipados con flotadores.
Los inmigrantes que dieron su testimonio reconocen desde el primer momento el lanzamiento de piedras, pero dicen que fue después de la tragedia, como expresión de rabia, cuando tuvieron que sacar del mar a sus compañeros fallecidos. Fueron ellos quienes rescataron los primeros cadáveres, no los gendarmes marroquíes. Caminando Fronteras ha informado de que varios extranjeros presentaban heridas de diversa consideración y uno de los cadáveres en la morgue marroquí, supuestamente ahogado, tenía la cabeza vendada.
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