La meiga de «O Apóstolo»
Por Mario Blázquez , 21 abril, 2015
Semanas antes del 31 de octubre del 2012, recuerdo haber visto carteles de cine, repartidos por las ciudades, de lo que parecía ser una misteriosa película, con una portada algo lúgubre y un título en gallego que invitaba a estar atento a su estreno. Investigué sobre ella, comprobando que “O Apóstolo” suponía la primera incursión española (y europea) en la técnica de animación stop motion, desarrollada mediante producción estereoscópica. En el proyecto habían participado más de 200 profesionales, entre técnicos especialistas de captura en 3D, animadores y modelmakers, muchos de ellos con experiencia en producciones tan ilustres como “Los mundos de Coraline” o “La novia cadáver”. La banda sonora compuesta por Philip Glass, junto a Xavier Font y Arturo Vaquero añadía aún más prestigio a esta innovadora producción. Para el doblaje e inspiración de movimientos y expresiones de los personajes principales colaboraron actores como Carlos Blanco, Paul Naschy, Jorge Sanz, Manuel Manquiña, Geraldine Chaplin o Luis Tosar. En total, 5 años de trabajo con un presupuesto cercano a los 5,2 millones de euros. El film participó (y sigue participando) en múltiples festivales de cine con éxito: fue nominada como Mejor Película de Animación en los Premios Goya de 2013, obtuvo el Premio a la Mejor Película en el Festival Expotoons de Buenos Aires y en el Festival Horizontes de Marsella, así como el Premio Especial del Jurado en el Festival de Fantasporto en Portugal.
Con estos precedentes, cabe preguntarse por qué apenas se supo nada más de esta película y por qué hubo tan pocas oportunidades de poder verla en cine. Parece ser que para su estreno en España había firmadas 80 salas, pero, finalmente, sólo se lanzó su estreno en 25, siendo además en cines alternativos o del extrarradio y en horarios “poco amigables” para la taquilla. Peor suerte tuvieron ciudades como Sevilla, San Sebastián o Bilbao, donde no se llegó a estrenar nunca, pese a que se invirtió dinero para su promoción. La excusa para esta desastrosa distribución fue que los cines habían solicitado un aplazamiento del estreno por coincidir con otros filmes de grandes recaudaciones como “Skyfall” o “Lo Imposible”. Esto demuestra, una vez más, que se trata de otra víctima que se cobra una torpe maniobra de la industria del cine español, siendo cómplice de los EE.UU. en su afán de transnacionalizar cada vez más las carteleras a nivel mundial. Tal vez, si “O Apóstolo” hubiese tenido un estreno y una distribución acorde a su producción o, simplemente, en igualdad de condiciones que otras producciones, podríamos valorar en su justa medida el alcance del público español hacia una propuesta tan interesante. Pero no pudo ser.
El artífice de toda esta quijotesca travesía cinematográfica es Fernando Cortizo (Santiago de Compostela, 1973), quien comenzó realizando cortometrajes en 8mm y, más tarde, empezó a interesarse por la técnica de animación stop motion. En 2009, a través de la productora Artefacto Producciones, comienza a gestarse “O Apóstolo”.
La película narra una oscura historia de misterio ambientada en el Camino de Santiago, mezclando elementos de suspense, humor negro, fantasía y la magia de las supersticiones y leyendas de la cultura gallega. Un preso recién fugado de la cárcel trata de recuperar un botín escondido años atrás en una aislada aldea y lugar de paso del Camino de Santiago. Esta aldea está poblada de extraños habitantes, en especial un siniestro sacerdote que parece perseguir intenciones ocultas. Paralelamente, tiene un especial protagonismo el arcipreste de Santiago. Estamos acostumbrados a que el cine de animación se preocupe más de asombrar por sus recursos narrativos que de elaborar un guión medianamente interesante, la historia en estos casos suele relegarse a un segundo plano. En “O Apóstolo” se ha pretendido dar un paso importante hacia potenciar algo más el argumento. De hecho, uno de los principales objetivos de su producción fue que el espectador se olvide de inmediato de que los personajes son animados y centre toda su atención en la historia, tal como ocurriría en una película con personajes reales. Donde mejor se puede observar que no estamos ante una película condicionada por el más obstinado de los productos mainstream, es un su marcado acento local, explorando elementos de la mitología popular gallega, pero llevándola a su vez a un terreno globalizado y reconocible, como la alusión a la Santa Compaña, que supone uno de los momentos álgidos de la película.
A diferencia de la mayoría de las películas de animación, “O Apóstolo” apuesta por atraer a un tipo de espectador más adulto y cinéfilo, además del público general. La ambiciosa ambientación y el diseño de decorados recrean con detalle una atmósfera que fluctúa entre la magia y el misterio de la fantasía y su adherencia a mantenerse en la realidad. Los personajes, sin recurrir por completo a estereotipos, tienen una base verosímil que les dota de una peculiar humanidad. El resultado final, visualmente, no tiene nada que envidiar a producciones estadounidenses realizadas con la técnica de animación stop motion que hayamos visto previamente.
Por todo ello, hay que resistirse a condenar “O Apóstolo”, como algunos medios tachan, a engrosar la lista del cine maldito. Yo diría, para ser más exacto, que está condenada a convertirse en una película de culto. En las redes sociales y festivales es manifiesto que la película está teniendo muy buena acogida y son muchos quienes tratan de verla por los medios alternativos a su estreno en cine. Una de las maneras es a través de su propia web: http://www.oapostolo.es/.
Y es que al final, las películas serán siempre algo más que un rollo enlatado que se proyecta en un cine por un tiempo breve, algo más que una caja registradora conectada a una taquilla y unas cifras de recaudación que no siempre son sinónimos de calidad. No, afortunadamente, el cine, el buen cine, sobrevive a esas tormentas devastadoras de la exigente industria y pervive indefinidamente.
En breve, entrevista a Fernando Cortizo, director de la película.
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