El sainete berlanguiano
Por José Luis Muñoz , 30 julio, 2023
En momentos como este es cuando se echa en falta a Luis García Berlanga y la de películas que podría rodar de estar entre los vivos y cobra actualidad la frase del más subversivo de los Marx, que no es Carlos sino Groucho: Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros. ¡Cómo cambian las cosas en ese PP asilvestrado que, de pronto, al día siguiente de las elecciones, se modera y se hace partido de estado, el lobo se disfraza de abuelita, y va llamando a todos los partidos sin que consigan que le abran la puerta. El PNV les ha dado un sonado portazo en los morros. Ahora quieren llamar al partido de Sánchez para… derogar el sanchismo. Surrealismo puro ¿Qué será lo siguiente que veamos? ¿Un PP que llame a las puertas de EH Bildu?
¿Qué le sucede al PP en España que no sucede a otros partidos de la derecha europea que sí pueden negociar con toda clase de partidos, de derechas o de izquierdas? Pues que el PP, dentro de las derechas europeas, es una anomalía política que aún no ha renunciado de sus orígenes, es decir, al franquismo, fundado por un ministro del Régimen, Manuel Fraga que, a la vista de lo que corre hoy por Génova, puedo decir que es más progresista que todos ellos juntos, y por esa herencia franquista, ese alineamiento cada vez más a la derecha, y sus relaciones con VOX, el ala dura del mismo partido que se escindió y se sacó la careta, sus posibilidades de gobernar son sencillamente nulas porque nadie, ni Coalición Canaria, un partido de derechas, les coge el teléfono.
¿Va a cambiar el PP su estrategia suicida y radical de los últimos tiempos para intentar arañar en una próxima convocatoria el poder en España? Lo dudo, sinceramente. No veo un PP demócrata, abjurando del franquismo cuando cierra filas con VOX en ayuntamientos y comunidades autónomas y toma las medidas que su socio más escorado a la derecha les dicta. No hay ninguna señal, de si pasa a la oposición, de que vaya a moderar su discurso y ser un partido de gobierno, como se reclama ahora a la desesperada para pedir la abstención del PSOE aduciendo ser el más votado.
El PP, con ese Casado defenestrado por los suyos y ese Núñez Feijóo desnortado por completo, ha sido un partido desleal con el gobierno que le ha puesto todos los palos posibles en las ruedas y ha orquestado desde los medios de comunicación afines una campaña infame contra Pedro Sánchez, cimentada en mentiras y falsedades, que finalmente se les ha vuelto en su contra. El mismo PP que boicoteó todos los intentos de Rodríguez Zapatero por acabar con ETA utilizando a las víctimas, esas víctimas que sigue utilizando con ese lema de que Te vote Txapote que remueve los intestinos de la hermana del dirigente del PP asesinado por ese terrorista.
El día de las elecciones se escenificó en ese balcón de Génova la guerra sorda que empieza en el partido. Mientras un Feijóo que no tenía nada que celebrar y al que le arrojaban confetis daba las gracias a los que le habían votado, las huestes de Ayuso coreaban el nombre de su lideresa y gritaban que Te vote Txapote a… Núñez Feijóo pues Sánchez ni estaba ni se le esperaba. Y allí, a su lado, vestida de rojo sangre mientras sus compañeros de partido iban de blanco caribeño, la mano que mece la cuna, quien mueve todos los hilos, Isabel Díaz Ayuso.
Solo faltó que echaran por el balcón a Núñez Feijóo como hicieron con Pablo Casado todos los suyos. Se le ha escapado a Díaz Ayuso en una de sus recientes alocuciones en las que promete fidelidad al presidenciable fracasado: “No lo vamos a tirar de un puente”, que dicho por ella cobra todo su siniestro significado. Y, para marcar su propia estrategia, alejada del pedigüeño de Núñez Feijóo que se ha dado un baño de realidad, la lideresa de Madrid ha dictaminado que Pedro Sánchez va a gobernar con los que rompen España, su España que no es la de la mitad de los españoles a los que ella excluye.
Habrá que estar muy atentos y no bajar la guardia ante un partido marrullero como el PP al que su socio VOX ya le da instrucciones de lo que debe hacer, atraerse votos de algunos diputados del PSOE para forzar la investidura de Núñez Feijóo. Lo pueden hacer, como ya hicieron con Esperanza Aguirre, comprando voluntades. La sombra del tamayazo es muy alargada. Para el PP la política es un negocio, no un servicio al pueblo, que mueve muchos millones a repartir entre su caja B y sus amiguitos del alma como ya ocurrió en la Valencia de Camps y en el Madrid de Esperanza Aguirre, y lo que no obtuvieron en las urnas lo pueden obtener a golpe de talonario.
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