A vueltas con la comida

A Dukan, el médico que se hizo famoso por su dieta a base de proteínas y verduras, lo han expulsado del colegio de médicos francés. Curiosamente, no ha sido por los efectos nocivos que su propuesta de alimentación -rica en proteínas y pobre en hidratos-, pueda causar en aquellos que deciden seguirla, sino que sus colegas le han sancionado por haberse enriquecido con ello. A Dukan esto, seguramente, le de igual. Él ya se ha hecho inmensamente rico con los millones de libros que ha vendido y que seguirá vendiendo.

Se ha comprobado que la mayoría de las personas que han seguido esta dieta vuelven a recuperar su peso en un año, pero lo cierto es que con el método Dukan se pierde un número significativo de kilos en un corto espacio de tiempo. Para alguien que ya esté desesperado y que haya probado todas las dietas habidas y por haber, el que de repente haya una que aparentemente funcione y que no restrinja, como otras, las cantidades que se deben ingerir, debe ser como encontrar una tabla de salvación en medio de la tormenta. Es comprensible que muchos de aquellos que sufren  sobrepeso se hayan aferrado a ella.

El problema es que todo lo damos por bueno. Las dietas milagrosas, que proliferan de manera incontrolada con la ayuda de internet, en la mayoría de los casos, carecen de testación médica. El boca a boca cobra el valor de ciencia y nos encontramos comiendo una semana pollo y a la siguiente piña, si no algún sirope amargo. Aunque también puede que dejemos de comer o beber determinados productos porque hemos leído en internet que los conservantes que contienen producen cáncer. Demostradísimo.

J.M. Mulet, un químico y doctor en bioquímica y biología molecular por la Universidad de Valencia, ha escrito “Comer sin miedo”, un libro que va desmontando las mentiras que han ido surgiendo en torno a la alimentación y que hemos asumido como teorías ciertas, separando qué hay de verdad y qué no en la información que manejamos, incluidas las dietas milagro y las pastilla mágicas para adelgazar. Con un análisis científico y documentado, demuestra que hoy la comida es más segura que nunca y que la comida natural cien por cien es solo un mito.

Quizá no adelgacemos, pero, al menos, unos habremos desenmascarado las dietas trampa, y otros comerán más tranquilos.