Adiós a Chus Lampreave
Por María J. Pérez , 5 abril, 2016
“En los pies has salido entero a tu padre, cuando te descalzas te huelen igual, igual que a él, un olor intenso, fuerte, yo casi no puedo respirar” decía a su hijo en la ficción la actriz Chus Lampreave en la película ¿Qué he hecho yo para merecer esto? mientras cenaban en una mesa con mantel de hule.
Frases como esa y muchas otras afianzan a la intérprete como indiscutible artista en los numerosos filmes que interpretó a lo largo de su vida profesional y que culminó con las apariciones en las ocho de las veinte películas que ha dirigido Pedro Almodóvar.
“Siempre que me llama Pedro yo digo que sí”, decía Chus que encajó a la perfección en unos personajes cargados de un sentido del humor excéntrico que hacía reír al espectador con su peculiar voz aguda, gafas de miope y bata de guatiné.
Pero toda su vis cómica quedará ya en el recuerdo pues la artista falleció ayer a los 85 años en Almería donde se encontraba internada en una residencia desde hacía tiempo y de donde era su inseparable esposo Eusebio.
María Jesús Lampreave Pérez, nombre de pila de la actriz, no tenía vocación de actriz, sino de pintora, y así ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando donde compartió clase con el pintor hiperrealista, Antonio López, para más tarde ser ilustradora en la editorial Aguilar y estudiar cine pero como directora.
Sin embargo, las circunstancias le hicieron ser una soberbia actriz de reparto, quien bordó las interpretaciones de las más de setenta películas en que participó y numerosos trabajos en televisión, colaborando con los más importantes directores del país como Armiñán (Mi querida señorita), con Luis García Berlanga (Todos a la cárcel o la trilogía Nacional), Marco Ferreri (El cochecito), Fernando Trueba (El año de las luces o Belle Époque), Fernando Colomo (Bajarse al moro), José Luis Cuerda (Amanece que no es poco), Santiago Segura (Torrente, el brazo tonto de la ley) y muchos otros más.
Aunque en un primer momento declinó el ofrecimiento de Almodóvar cuando le propuso un papel en Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980) porque «no se veía», el director manchego volvía a llamarla dos años después para Laberinto de pasiones (1982) y, a pesar de sus excusas y negativas, el director insistió hasta que la convenció para rodar bajo sus órdenes vestida de monja en Entre tinieblas con un éxito rotundo desde entonces.
Según el cineasta fue la actriz que mejor interpretó los personajes inspirados en su madre. «Chus me hacía sentir capaz de todo, tenía la capacidad de convertir cualquier extravagancia mía en algo natural, divertido, sencillo, puro; desbordaba humanidad e inocencia» y de esa forma se ganó el cariño y la admiración de todos durante los rodajes.
Entrañable y discreta, era de esas actrices que se hacía con el personaje nada más leer el guión, por lo que varias veces fue nominada al premio Goya, si bien solo lo obtuvo una vez a la mejor actriz con Belle Époque, de Fernando Trueba. (1992), cinta también ganadora del Óscar a la mejor película de habla no inglesa. Además de recibir en 2001 del gobierno español la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
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