Algo sucede en Tierra Caliente (México)
Por Andrés Expósito , 6 febrero, 2014
Lo que sucede de manera inexorable y lógica en Tierra Caliente, México, es producto como en múltiples ocasiones ha convocado y llevado a cabo la historia, del hartazgo y del sufrimiento y las injusticias, y como indica José Manuel Mireles en una entrevista, líder moral de las autodefensas en Michoacán, “de voltear la cabeza para otro lado”.
Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán y otras, concentran las regiones de mayor pobreza y desatino económico, y en ello, en esa necesidad irreparable de solventar la hambruna y la miseria, los narcos hacen su agosto, muchos mexicanos se unen a los Templarios (narcotraficantes), y ahí encuentran de que alimentarse, y estos se aprovechan, se sirven pretensiosos y narcisistas de dicha necesidad. Siempre sucede en esa manera, nada parece contener modificaciones sustanciales en uno u otro lugar del mundo, cuando de estas formas y conductas se trata.
Pero los ciudadanos se cansaron, apareció la rabia y el valor y el coraje, tras tirar y halar del hilo del hartazgo y el cansancio, de observar impávidos y temerosos, como entraban en sus pueblos, en sus tranquilas y penosas vidas, y secuestraban a sus familiares o vecinos, y no volvían, desaparecieron, nadie sabe nada, nadie da explicaciones, no pasa nada, o entran en los hogares apilados por el dolor de la hambruna y la miseria y la desgarradora lucha por sobrevivir, y violan, violan a niñas, a muchachas, a mujeres, y no pasa nada, de las múltiples extorsiones y los cientos y horribles asesinatos un días sí y otro también, y no pasa nada. Se voltea la cabeza para otro lado, el miedo y el terror obliga, y también el Gobierno voltea la cabeza para otro, pero estos no la voltean soterrados por el desasosiego y el desenfreno del horror que traza una línea paralela a la columna vertebral, y se estanca y adolece en el estómago, no, a ellos les confiere los bolsillos acumulados y rebosantes de dinero y la confidencialidad de que, podrán salir documentos o versiones o testigos de su participación delictiva con los propios narcos.
De todo ello se surten y nutren irascibles y enrabietados los cientos de civiles armados, y nace y florece el movimiento de los Autodefensas, y no piden o defienden o mueren, por nada que no sea propio de todo ser humano, nada que por otro lado, no atienda la vida privada y social de todo ciudadano, o pueblo, o ciudad, la tranquilidad y la armonía de acentuar sentados en sillas en los porches o balcones, el trasiego y la afluencia de la vida, o discurrir y concurrir en la calle, o en sus trabajos, o en su particular y sudorosa supervivencia, sin que los asalten las puntiagudas y sangrienta balas, o las cremalleras bajadas y los pantalones desabotonados de las impulsivas violaciones.
Y parece, no obstante que, una vez más El Gobierno Federal y el Estado voltean la cabeza para otro lado, y en esta ocasión para atacar al movimiento de los Autodefensas, no solo al publicitar y promover que estos están financiados y ejercen de cobayas y gregarios de otros carteles del narcotráfico, entre ellos, el cartel de Nueva Generación de Jalisco, sino para dar órdenes al ejército para que desmantele y desarme dicho movimiento, pero ellos siguen ahí, los Autodefensas, ahorita y a poquito, que nada se construye de una vez, y que andar forja y traza el surco del camino, como el caracol con sus nimios y lentos caminitos, y llega y alcanza y sostiene el lugar que se propuso y contuvo desde el principio.
En Michoacán los cientos de civiles armados contienen el gesto plausible y laudable de que, toda razón y verdad, debe quedar validada y si el Gobierno renuncia o voltea la cabeza para el otro lado, y se escabulle, deben ser los propios ciudadanos quienes dilapiden y aborrezcan y se enfrenten a las conductas delictivas. Y es que, como ha dicho, José Manuel Mireles en su entrevista, nadie se va a desarmar mientras los cabecillas del cartel de los Templarios no sean detenidos, y de igual manera cesen sus violaciones y secuestros y maneras, así como el gobierno siga atrincherado en su púlpito irrisorio de política teatral, de parecer y no ser, de elecciones a punta de metralleta, rifles apuntando a la cabeza.
Andrés Expósito
www.andresexposito.es
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