Arranca bcnegra
Por Redacción , 2 febrero, 2014
La cita anual que la ciudad de Barcelona –por cierto, una de las más contaminadas de Europa en cuanto al aire que respiramos sus sufridos habitantes–, tiene con la novela negra, bcnegra, arranca oficialmente el día 31 de enero. En los próximos días la Ciudad Condal se vestirá de negro azabache y recibirá la visita de invitados ilustres: Andrea Camilleri, Gauke Andriesse, Philip Kerr… Yo mismo estaré presente ese día 31 en la Biblioteca La Fraternitat del Barrio de La Barceloneta presentando “Tablas”.
El género negro es, en esta España mía, España nuestra, de Bárcenas, Palau de la Música, Gürtel y ERES de Andalucía, el más ajustado y acorde con los tiempos que corremos, donde ya nada nos asombra ni parece que nos conmueva o nos mueva. Y eso, lo de no movernos, no manifestarnos, no hacer oír nuestra voz como Quevedo lo hacía hace ya cientos de años en una Piel de Toro, posiblemente igual de podrida que la actual, cuando a palo seco escribía: “No he de callar por más que con el dedo, silencio avises o amenaces miedo”, es pernicioso, malo en sí mismo, porque quiere decir que renunciamos, cada uno dentro de nuestras posibilidades y entorno, al compromiso de regenerar un país que, por encima de la crisis económica, padece una crisis de valores, de ética y de responsabilidad. Estamos obligados a hacerlo, a actuar, si queremos que la tan cacareada “Marca España” no sea sinónimo de la “Marca Corleone” –y no exagero–. Toca arrimar el hombro.
En este contexto bcnegra puede aportar, desde el modesto, pero no menos relevante campo de la información y la formación, foros de debate acerca del “estado de la nación”. Un ejemplo es el que se realizará en el colegio de Arquitectos de Cataluña mañana día 30 de enero sobre la delincuencia urbanística y al que yo por supuesto asistiré. No olvidemos que el urbanismo (recalificación de suelo, concesiones administrativas, licencias de obras, etc) es el campo de actividad económica donde se han forjado las mayores fortunas, privadas, públicas y mixtas, en la última década del siglo XX y la primera del XXI. Y creedme, sé de lo que hablo porque mi vida profesional la he realizado en este ámbito, el urbanismo, tanto como funcionario al servicio de la Administración Local como profesional liberal y promotor. En esa crítica hacia el poder, afortunadamente, la novela negra de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo –crímenes de white collar, detectives con gabardina y secretarias despendoladas- ha sido sustituida por tramas y personajes ambiguos y poliédricos –otra palabreja de consumo–, más empáticos y acordes con los tiempos que nos ha tocado vivir.
Lo que hace falta es que bcnegra, aparte de un punto de encuentro de autores y lectores, lo sea social y –permitidme abusar de una expresión aunque gastada no menos aplicable al caso-, transversal. Soy de los que cree que el libro, y por extensión la cultura, puede y debe jugar un papel educativo, reflexivo e informativo más allá del puro deleite. Si la pintura, la música o la escultura mejora nuestro sentido de la estética, la armonía y la proporción –o incluso la desproporción–, la literatura es un alimento para nuestro intelecto que lo refuerza y le dota de eso tan positivo y necesario como es la crítica solvente.
Desde mi reconocimiento hacia la labor que lleva a cabo Paco Camarasa como comisario –por supuesto no político, sino literario– de bcnegra, debo manifestar de entrada la misma apostilla que ya hice el año pasado, aunque ligeramente atemperada: el excesivo peso de los autores extranjeros respecto a los nacionales.
José Vaccaro Ruiz
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