Autoridad se busca
Por Juliano Oscar Ortiz , 2 marzo, 2015
José Antonio Marina escribió alguna vez, “El concepto de autoridad apareció en Roma como opuesto al de poder. El poder es un hecho real. Una voluntad se impone a otra por el ejercicio de la fuerza. En cambio, la autoridad está unida a la legitimidad, dignidad, calidad, excelencia de una institución o de una persona. El poder no tiene por qué contar con el súbdito. Le coacciona, sin más, y el miedo es el sentimiento adecuado a esta relación. En cambio, la autoridad tiene que despertar respeto, y esto implica una aceptación, una evaluación del mérito, una capacidad de admirar, en quien reconoce la autoridad”.
No encuentro mejor síntesis para explicar los términos autoridad y poder. En nuestros países (hablo de Argentina y España) falta autoridad, en nuestros políticos, en nuestros empresarios. En la mayoría de ellos se ve una genuina ausencia de liderazgo, de voz de mando para decidir y gestionar con éxito sus administraciones y una política cultural.
“Necesito autoridad, aunque no crea en ella” pedía Ernst Jünger, y sus palabras suenan en estos tiempos más que nunca, ante los desatinos y la arrogancia en cuestiones que bien podrían manejarse con una dosis de talento y creatividad. Cierto es que la falta de autoridad también se refleja en todos los sectores de la sociedad. En los colegios, la figura del profesor o del maestro no tiene la autoridad que hasta hace pocos años detentaba. ¿Hay demasiada permisividad? ¿El tener autoridad se confunde con el ser autoritario? Creo que al evitar todo signo de autoritarismo, el límite se malentiende llegando a una real confusión de conceptos y valores.
¿Se puede tener poder sin tener autoridad? Sí y es el mal que aqueja a nuestras sociedades.
María José Díaz-Aguado, catedrática de psicología de la educación declaraba en un medio gráfico que “la pérdida de autoridad es un problema de toda la sociedad, no es específico del aula”. La democracia que impera en nuestros países es la medida necesaria para que los profesores, funcionarios y empresarios ejerzan sus puestos con autoridad, en el marco legal. La autoridad es una cualidad que debemos recuperar para que las instituciones privadas y organismos del estado comiencen una etapa de cambios e innovaciones culturales y sociales.
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