¿Caer en la moda del sexo tántrico?
Por Natalia Méndez , 9 agosto, 2014
En esta época, en la que el sexo se ha convertido en una forma de desahogo físico, una carrera en la que el ganador es quien tiene más marcas en su “cama”o un acto puramente mecánico es complicado recordar que el sexo puede ser mucho más; una unión espiritual y sentimental, además de física. Otro aspecto al que el Tantra presta atención es la tracción, según esta filosofía es posible hacer el amor toda la vida con la misma persona sin perder el deseo por ella, alejandrinos asíde las temibles garras de la infidelidad.
Esto es lo que propone el Tantra: disfrutar de los sentidos, de uno mismo y de la pareja. Redescubrirnos y encontrar ese algo más, evitando quedarnos en lo superficial y rápido (cosa a la que tan fácilmente nos hemos aficionado y acostumbrado). El sexo tántrico busca olvidar las prisas y el descontrol, y convertir una relación sexual en más que una cuestión genital. La principal motivación consecuente de tantos adeptos y curiosos en Occidente no ha sido otra que la promesa de unos niveles de satisfacción desconocidos para todos aquellos no practicantes del Tantra.
Pero somos muchos los que oímos hablar del sexo tántrico sin concretar muy bien en quéconsiste. A riesgo de hacer un artículo parecido a “Sexo tántrico para dummies”indagaréun poco por este erótico y desconocido mundillo, al menos, para aclarar las ideas. Adentrarse en él o no ya serácosa vuestra.
Para empezar, y sobre todo para aquellos que no estén familiarizados con el yoga, aclarar que el Tantra es una rama de esta disciplina que se ocupa del aspecto sexual; evidentemente visto sobre todo desde la búsqueda espiritual y convirtiéndolo en una herramienta de crecimiento individual y de la pareja. A través de esta práctica de sanción integral (físico, emociones, mente y espíritu) accedemos a un nivel de conciencia tan elevado que nos permite abrir la capacidad y sensibilidad lo suficiente como para conectar con todo lo que nos rodea.
El ambiente debe ser el propicio, sentirnos relajados y estar en un espacio que facilite la desconexión. Esta relajación, e inicio de la experiencia, se busca sincronizando las respiraciones, sintiendo como la energía fluye por el cuerpo de ambos; ya que cuando uno exhala el otro debe inhalar. De la relajación y la respiración pasamos a las caricias y besos, que tenemos que intentar que no sean en zonas erógenas. El momento de la penetración ya es otro cantar, donde, a la mayoría (no sépor quéme da…) nos va a costar eso más lo del control. El hombre penetra, hasta ahítodo normal, pero una vez dentro no tiene que haber movimiento por su parte, serála mujer la encargada del resto del traban, esencialmente con movimientos de los músculos internos del Yoni (vagina) estimulando el Limgam (pene). Evidentemente, durante este proceso, no debemos olvidar ni frenar los besos y caricias.
Como ya hemos dicho, el tantra “asegura”llegar a los límites del placer, y aunque parezca una contradicción, el orgasmo no es la meta final. Para conseguir esto uno de los preceptos a seguir es retrasar la eyaculación lo máximo posible, haciendo que la intensidad de los orgasmos aumente y no se limite a la zona genital, sino que se extienda por todo el cuerpo. La idea es prolongar lo máximo posible la última etapa, la más intensa, inhibiendo el espasmo permaneciendo de forma indefinida en el límite.
Uno de los trucos, que posiblemente no nos guste mucho, es retrasar lo máximo posible las relaciones sexuales, los expertos de tantra aconsejan hacerlo una vez al mes, asíacumularemos más energía sexual. Si queremos adentrarnos en este mundo tenemos que saber que lo recomendable es tener entre cuatro y cinco encuentros sin penetración ni orgasmo, en la que disfrutemos de todo antes de pisar terreno conocido. Para alcanzar este conocimiento de forma absoluta se necesitan meses, incluso años. Pero si nunca empezamos…;-)
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