Ceguera periodística
Por Irene Zoe Alameda , 22 febrero, 2015
El emperador va desnudo, aunque sus acólitos lo nieguen
En el candente debate político de los últimos meses en España, los periódicos con más lectores se han atrincherado en bandos. Así, El País se ha convertido en el portavoz directo del PSOE más débil de la historia, hasta el punto de ser casi su única herramienta política; los periódicos Público, y su escisión El Diario, discurren por un magma indisoluble en el que flotan Izquierda Unida y Podemos; el ABC arropa con devoción a un PP (presuntamente) corrupto despreciando con ello, al igual que El País, cualquier vestigio de su anterior irreprochable praxis informativa; y El Mundo juega al muy lucrativo juego de hacer prensa amarilla, si bien parece seguir fiel a su lideresa favorita.
El buen periodismo no está reñido con la ideología. El periodista es un ser social con unas convicciones desde las cuales describe el mundo. Los lectores elegimos aquellos medios y aquellas firmas que nos aportan información y luz útiles para nuestro análisis de la realidad. Parece, sin embargo, que la crispación en la que está sumida España ha borrado de tal modo estos principios básicos de las mentes de los articulistas, que en su labor de elogio hacia los líderes respectivos afirman auténticas sandeces que años atrás los habrían ruborizado.
Así, en eldiario.es se leía ayer, bajo la firma de un notable novelista (que antes escribió para Público), el siguiente argumento de defensa a ultranza de Podemos frente a un rival electoral: “bajo una fachada regeneracionista e igualitaria [Ciudadanos] apuesta por importar [los] valores [de] la cultura del esfuerzo (…) que en las condiciones de partida de esta España solo aumentarían la desigualdad” (sic). No sé si el lector o lectora comulga con la estrambótica idea de que el esfuerzo personal esta reñido con la igualdad…
Por su parte, la actual portavocía del PSOE, El País, pasaba por alto la burla a la Constitución que supone la restauración de la cadena perpetua, y publicaba en primera plana los resultados de una nueva oscura encuesta de Metroscopia (de esas que se pueden encargar, realizar y cocinar en menos de diez horas) sosteniendo que “una amplia mayoría” apoya al PSOE en su pacto con el PP contra el terrorismo. Pregúntese el lector (o lectora) si a su alrededor percibe el ardoroso deseo y la firme demanda social de encarcelar a los delincuentes para siempre, de una vez por todas.
El ABC defiende tanto a su Partido Popular que se ha pasado días manteniendo en la portada a una alcaldesa que fue cateadora reincidente en la Universidad Complutense, y que excusaba su incapacidad para aprobar en el hecho de que “llevaba perlitas (…) que no eran ostentosas, sino sencillas”. Si esto se lo escuchara la lectora 0 el lector a la hija de su vecino, ¿no le sonaría al viejo argumento de “El profe me tiene manía”? Un dato: el “profe” de la muchacha era Pablo Iglesias. Con esta consistencia ataca el ABC a sus adversarios de Podemos.
Por último, El Mundo apuntaló con una supuesta encuesta de Sigma Dos (¡ay, los números, cuánto encandilan!) su preferencia por el regreso de Esperanza Aguirre a la política en activo, sosteniendo que los madrileños la prefieren a sus contrincantes y que la votarían en masa. ¿Realmente usted, lectora (o lector), considera a Aguirre la figura política por quien beben los vientos los madrileños, y cuyo regreso esperan con fervor?
Siempre he querido pensar que quienes escribimos nos arrogamos “la responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron”, como nos invitaba Saramago en su Ensayo sobre la ceguera. En cierto modo, nuestro trabajo es el de gritar “¡Pero si el emperador va desnudo!” como el niño del cuento. Nuestros líderes van desnudos, y no bastan los cientos de miles de palabras que cada día se vomitan desde las cabeceras de nuestros diarios para (en)cubrirlos.
Aunque haya que leer y pensar, y eso lleve tiempo y esfuerzo, por favor: respeten a los lectores y vuelvan a hacer su trabajo.
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