Ciudad Rodrigo, mucho más que una estación de paso hacia Portugal
Por Paloma Aparicio , 22 enero, 2014
Tiene Ciudad Rodrigo rincones que se te meten en la memoria y amenazan con quedarse para siempre. Que logran al instante que te arrepientas de haberla tratado como una mera estación de paso hacia la vecina Portugal. Hay que admitirlo. A la antigua Miróbriga, rica en patrimonio cultural y artístico, no le cuesta mucho reivindicarse, convertirse (con una sencillez aplastante) en la verdadera protagonista de tu viaje.
¿Las razones que motivan esta conversión? Muchas. Todas. Pero, para no aburrir al personal con sesudas descripciones (que una no es el Lonely Planet), y, sobre todo, para lograr que acudáis prestos a descubrir el resto de encantos de Ciudad Rodrigo, vamos a destacar sólo algunas de ellas:
1. La Catedral de Santa María: hermosa y apenas conocida, alberga un claustro ricamente decorado (por el que es un auténtico placer deambular sin ningún tipo de prisa) y una espectacular joya del gótico, el Pórtico del Perdón.
Claustro de la Catedral de Ciudad Rodrigo.
2. Las murallas: Pasear por su perímetro, que rodea el casco histórico, es una experiencia harto enriquecedora, ya que permite observar todos los monumentos desde ángulos muy diferentes, conocer las peculiaridades del sistema defensivo de esta insigne plaza fortificada y contemplar el bello paisaje mirobrigense, presidido por el Águeda, un río fundamental para comprender el origen de la ciudad salmantina.
Vista de la Catedral desde las murallas.
3. La Plaza Mayor y su imponente Casa Consistorial, de marcado espíritu renacentista, ofrecen una de las estampas más características de Ciudad Rodrigo, aunque sin llegar a eclipsar a la más conocida de todas, la Torre del Homenaje del Castillo de Enrique II de Trastámara, entre cuyos muros se encuentra el Parador Nacional. Desde dicha torre, a la que se accede sin necesidad de estar alojado en el hotel de 13:00 a 13:30 horas y por el módico precio de un euro, se disfrutan de unas vistas maravillosas.
Torre del Homenaje del Castillo de Enrique II de Trastámara.
4. Mención especial merecen dos lugares, la Plaza de San Salvador, un jardín rodeado de bellos palacios, como la Casa de los Miranda, el Palacio de la Marquesa de Cartago o el Palacio Episcopal, y la Plaza del Buen Alcalde, una encantadora plazoleta porticada que, una vez a la semana, acoge un mercadillo de hortalizas, frutas y productos típicos de la región.
Vista de la Capilla de Cerralbo desde la Plaza del Buen Alcalde.
Ciudad Rodrigo merece atención exclusiva, tiempo infinito para perderse por sus intrincadas calles y que mantengamos nuestros sentidos alerta. Aunque hayamos decidido convertirla en la primera ciudad que nos dará cobijo. Y si cometemos el error de despistarnos y no centrarnos en sus inolvidables rincones, siempre podemos subsanarlo otorgándole un lugar preeminente otro fin de semana.
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