Por María J. Pérez , 3 agosto, 2014
Encontrar significado al coleccionismo de objetos de personajes públicos puede resultar difícil, no tanto por el hecho de admirar a alguien, sino y sobre todo por el desembolso económico que representa.Calificarlos de fetichistas, mitómanos o también de fanáticos podría ser una opción dentro del amplio abanico de posibilidades de intentar comprender el porqué poseer un artículo de alguien que nos fascina puede proporcionarnos felicidad, y si éstos fallecieron y son iconos de algo, mucho más.
Si bien al gusto por coleccionar objetos de famosos podemos atribuirles propiedades mágicas que los hacen irremplazables y exclusivos -o sentirse único por tener algo que nadie más que nosotros poseemos-, también es un negocio muy lucrativo para las casas especializadas.
Y es que el coleccionismo de los efectos personales de personajes míticos que han dejado un legado simbólico puede llegar a alcanzar cantidades inimaginables.
Todos los días estas casas de remates venden efectos valiosos a todo aquel dispuesto a gastar fortunas por algún objeto de sus celebridades favoritas. Una de ellas, por poner un ejemplo, es Julien´s Auctions, en el corazón de Beverly Hills, que ha llegado a realizar pujas por cifras que superan los cuatro millones de dólares.
Comprensible o no el hecho es que esta cara afición ha hecho sucumbir a muchos fans hasta rayar en lo irracional. Objetos cotidianos, estrafalarios, inútiles, incluso algunos que rozan lo escatológico, han salido a subasta por cifras astronómicas. Porque no hay límite, todo lo que esté en relación con un famoso puede ser vendido.
Modelos que han supuesto un hito en el mundo de la moda como el mítico vestido blanco utilizado por Marilyn Monroe en “La tentación vive arriba” y subastado en 3,2 millones de dólares en 2011, o el archiconocido diseño de Givenchy llevado por Audrey Hepburn en “Desayuno con diamantes” que fue subastado en Christie´s por 700.500 euros, el precio más alto jamás alcanzado hasta entonces en esa subasta por una prenda confeccionada para el cine.
Menos glamuroso, pero igual de legendario, fue la indumentaria utilizada por Judy Garland en “El Mago de Oz” de 1939 que fue adquirida por 910.000 dólares en 2011.
Objetos característicos de estrellas del cine como uno de los bastones y de los bombines utilizados por Charles Chaplin se vendieron por más de 50.000 euros o textos de canciones que también han tenido una gran aceptación entre los coleccionistas como “All you need is love” escrito a mano por John Lennon en una hoja de papel que llegó a alcanzar 1, 2 millones de dólares en 2005.
La Biblia de Presley, uno de los 100 artículos subastados por Omega Auctions en Inglaterra en 2012
Ídolo de masas como el rey del rock, Elvis Presley , que después de su muerte no ha dejado de causar sensación entre sus incondicionales. En 2002, alguien desembolsó 115.000 dólares por un mechón de su cabello, y otro 5.000 dólares por una caja vacía de pastillas de Antivert, fármaco contra el vértigo que padecía el cantante estadounidense.
Del protagonista de “Love me tender” –una copia original del guión se subastará en Graceland este mes- es coleccionista compulsivo Nicolas Cage a cuya música es devoto desde la infancia y del que no sólo coleccionó sus objetos sino también la más preciada de sus pertenencias, su hija Lisa Marie Presley, con la que contrajo matrimonio en 2002 aunque tan sólo tres meses después decidían poner fin a su matrimonio.
Instinto primitivo o espiritual, obsesión, egoísmo o dedicación, conexión emocional con el idolatrado o absoluta compulsión serían algunas motivaciones razonables a este tipo de manifestaciones que se convierten en una pasión de por vida.
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