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Como descontextualizarlo todo

Por Francisco Collado , 28 mayo, 2023
Habitamos tiempos aciagos, Tiempos ígneos, henchidos de insania, dislates y desatinos varios. La manipulación del lenguaje va pareja al intento de manipulación de lo social y lo humano. Única aspiración que parece solazar a nuestros próceres, a juzgar por el percal de las propuestas que regurgitan.
El descontextualizador de redes sociales es una especie aparte. Una rara avis, cuya vida parece carecer de sentido fuera del entorno de Internet. Dedica sus cuitas a transformar, reinterpretar o desnaturalizar lo que otros dicen. Tras esta patología mediática siempre se agazapa el espectro de alguna facción, bandería o esclavitud dogmática.
Vaya por delante que estos peritos en lingüística (o peritos en lunas, que diría Miguel Hernández) tienen querencia por el trabajo de poda (de tanta raigambre en este país), más que por la búsqueda de la verdad.
Ahora vamos con el ejemplo para dummies. Supongamos que alguien enuncia la siguiente frase:
“El nivel de diálogo en el Congreso de nuestra clase política es de una enorme bajeza moral, intelectual y humana. Sus discursos ocultan una inmensa e infame violencia. Sólo les queda sacar una pistola”
A partir de aquí, el resto es carne de descontextualizador. El primer troll atacaría con todo el armamento ideológico en el post:
-¿Una pistola? Claro como el golpista Tejero…
Primer zasca. O la primera en la frente, que es más castizo y de mejor conformar.
Fijémonos en el sujeto de la frase: La clase política. Luego, no viene a cuento sacar a relucir un sujeto que no es el referente de la acción. No hay ningún golpista en la frase. Sí encontramos la coincidencia del lugar: El congreso. Pero a todas luces la entrada mediática sería el desbarre de algún iluminado, incapaz de comprender la frase fuera del contexto de sus dogmas y onanismos mentales. Pasemos al segundo iluminado y tomemos para el estudio un ejemplar mas agreste y montaraz: El sectario “pata negra”.
-Pues anda, que los tuyos…
Obviamente la frase golpea directamente el hemisferio derecho por la belleza y lo metafórico de su propuesta (las mujeres al ser bihemisféricas disfrutaran más del componente lírico), amén de la intensidad y calidad dramática del contenido. Pero dejemos de lado la inmensa riqueza literaria de la frase y vayamos al grano.
Segundo zasca. Nuevamente retornamos al sujeto gramatical “aquel que realiza la acción expresada por el verbo”. Como es fácil comprobar el sujeto vuelve ser “la clase política”. Así, en genérico. En ningún lugar de la oración hace referencia a una subdivisión de los sujetos. Hay, pues, que ser gilipollas integral y con pedigrí para extraer conclusiones ajenas al terreno gramatical y añadir sujetos que no existen en la frase genésica, que ya incluía el totus de la clase política. No este, ese y aquel. Ni los míos, los tuyos, los nuestros ¡Señor! Que riqueza conceptual posee la gramática…
Pasamos a continuación al troll descontextualizador “in extremis”. Aquel que desayuna, come y cena dogmas y practica la adoración nocturna de su doctrina, si es preciso.
Como el complemento circunstancial nos circunscribe al “Congreso”, nuestro buen y esforzado troll tendrá que buscar la ejecución del complemento directo dentro de esos parámetros. Si tomamos pistola como complemento directo, le facilitamos la tarea, ya que estos especimenes no suelen gozar de muchas luces, vía genética.
-Claro seguro que los * (añadir lo que se desee) sacarán la pistola, como siempre….
Lo primero que hay que hacer es informarse de quien fue el primer político en sacar una pistola en el Congreso. Claro que para eso hay que estudiar. A lo que vamos, el primer político que ejerció de pistolero en el escaño fue Indalecio Prieto (PSOE), el 4 de julio de 1934 (pueden consultar las actas del día), con la peregrina excusa de que había visto un arma en los escaños contrarios.
Tercer zasca, en el caso de que el descontextualizador se haya equivocado de pistoleros al emitir la opinión. Que será lo más probable.
Nos quedaría el descontextualizador total. El troll por antonomasia que; practicando el victimismo que le caracteriza; se daría por aludido. Reelaboraría la frase como un ataque personal, buscaría discursos soterrados donde no existen y oscuros mensajes intertextuales.
Pero eso es harina de otro costal y entra dentro del capítulo “Zascandiles vocacionales y Cenutrios irredentos. Bestiario del menesteroso intelectual hispano”. Otro día, si eso…
En fin, que nos rodea el mostrenquismo como bandera y el zoquetismo como vocación. Siempre nos quedará París…

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