Con tu dinero, estúpido
Por José Luis Muñoz , 27 mayo, 2018
España no es Argentina y no veremos salir a M. Rajoy de la Moncloa en un helicóptero, como salió De la Rúa de la Casa Rosada, porque somos una sociedad amansada, así es que habrá que esperar, y rezar, para que prospere esa moción de censura que desaloje del poder al partido más indigno de la democracia española y vayan dando cuenta sus miembros de sus fechorías en sede judicial y afrontado sus penas. De paso, podrían ilegalizarlo, ya que se ha saltado las leyes a la torera durante décadas, cuantificar el perjuicio económico causado a la sociedad española y embargar los sueldos de sus dirigentes hasta que salden su deuda. Estamos ante una emergencia nacional.
Lleva cayendo la mierda, a cubos, sobre un partido que una sentencia judicial, y las que vendrán, definen como banda saqueadora de las arcas públicas. Podrido hasta el tuétano, los jueces acreditan una trama criminal que insuflaba dinero negro en la contabilidad B del partido y compensaba con suculentas comisiones a los conseguidores. Y esto, que siempre ha sido así, desde su fundación, se incrementó en la época Aznar, el cazatalentos que supera a Esperanza Aguirre (12 ministros bajo la lupa judicial), y siguió con M. Rajoy, el hombre tranquilo hasta que sienta una mano en la nuca que lo meta en el coche policial.
Lo lamentable y grave del asunto, y no me cansaré de repetirlo hasta la afonía, no es que un partido político robe a mansalva de las arcas públicas, es decir, de mi dinero, de su dinero, que sí, es lamentable y condenable, es un robo, es un multicrimen porque son millones las víctimas afectadas, sino que éstas, los votantes de esa formación, sigan metiendo su papeleta en la urna sabiendo de su conducta delictiva, legitime al que le condena a un trabajo precario, mal remunerado, le roba y encima le coarta las libertades para que no proteste por su situación lamentable. Uno podría decir que les den por todas partes a esos ignorantes que lamen la suela de la bota que los aplasta sino fuera porque esa bota también aplasta a los que no la lamemos.
El Partido Popular, mal que nos pese, está en el poder porque millones de españoles lo han votado, confían en él con la fe del converso cerrando oídos, ojos y nariz. Es un votante temeroso y conservador al que la ética le da absolutamente lo mismo, la racionalidad no es su fuerte y cree que unos tipos con traje y corbata, que destilan un cinismo a raudales y mienten como los vendedores de crecepelo, les van a gobernar mejor que unos rojos o unos desmelenados con rastas y coletas que les llevarán al caos en donde ya están instalados sin darse cuenta. Saben que roban, saben que mienten, pero ellos, de poder hacerlo, también lo harían porque ser corrupto, te dicen, forma parte de la condición humana, es un mal menor. El votante de esa derecha casposa, inculta, liberticida y delictiva hunde sus raíces en el franquismo y en la eterna dicotomía de las dos Españas, y pertenece a la que te hiela el corazón. El Gran Wyoming dijo en un alarde de ironía que suerte que enterraron a Franco porque todavía seguirían las colas ante su capilla ardiente.
Se habla mucho de los políticos, de ese partido que, tras una condena judicial, y aunque algún palmero mediático, vergüenza de su profesión, niegue la evidencia (el insoportable rey de las muecas que dirige el diario La Razón), ha quedado acreditado que actuaba con ánimo de enriquecerse a costa del dinero ajeno, pero poco de su votante, exonerándole de una enorme responsabilidad. Si votas a un partido delincuente te conviertes en su cómplice, del mismo modo que si votas a Hitler eres un nazi. Más grave si sabes, porque es imposible que lo ignores, lo que ese partido ha estado haciendo. Con tu dinero, estúpido.
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