«Corazones rotos», de Gilles Lellouche
Por José Luis Muñoz , 4 febrero, 2025
Hay en el actual cine francés una cierta tendencia a la hipérbole y al histrionismo que somete al espectador a una especie de montaña rusa de la que no encuentra el momento de bajarse. Corazones rotos de Gilles Lellouche (Savigny-sur-Orge, 1972), un actor todoterreno con una ingente carrera de interpretaciones a sus espaldas y también director ocasional, no es ajena a esa tendencia. El realizador de Todo o nada rueda con buen pulso narrativo y sobredosis de testosterona una nueva versión de Romeo y Julieta ambientada en una pequeña población de Francia y se lanza a tumba abierta para contarnos una historia de pasiones desbocadas que sobrevuelan lo racional.
La historia de Jackie y Clotaire, sus protagonistas absolutos, la segmenta Gilles Lellouche en dos partes bien diferenciadas. Una, cuando ambos son dos adolescentes que estudian en un colegio de provincia francés y Jackie (Mallory Wanecque), una joven de buena familia que vive con su padre (Alain Chabat), tontea con el chico malo de su clase, Clotaire (Malik Frikah), hijo de una familia desestructurada que vive con un padre (Karim Leklou), que no se preocupa de él, y es el típico malote que abandona sus estudios y se dedica a haraganear todo el tiempo. Y una segunda parte cuando una Jacqueline ya madura (Adéle Exarchopoulos), a un paso de casarse, que no ha olvidado esa historia amorosa de juventud, se reencuentra con un Clotaire (François Civil) recién salido de la cárcel tras doce años de privación de libertad convertido en delincuente y líder de una banda que se dedica a robos con violencia, del que sigue, a su pesar, perdidamente enamorada.
En realidad, el principal atractivo del largometraje, que roza las tres horas, del director francés es haber unido estas dos historias, que pertenecen a dos géneros bien diferenciados —la primera, una comedia sentimental de adolescentes; la segunda, un thriller con guiños al género negro y social— en una. Corazones rotos se mueve en el terreno del exceso y trata de transmitir al espectador la intensidad amorosa y explosiva de sus protagonistas, así es que la realización, el montaje, la sucesión de imágenes, los frenéticos movimientos de cámara, todo es enervante, y Gilles Lellouche pasa de los clichés de un esteticismo claramente impostado del cine romántico —escenas de amor en trigales a la puesta de sol— de su idílica primera parte, a la violencia en unas imágenes que se suceden a un ritmo vertiginoso en su segunda parte para no dar tregua al espectador.
La película es una adaptación de la novela irlandesa Jackie Loves Johnser ¿Ok? de Neville Thompson que se traslada a Francia. El film de Gilles Lellouche habla de la sinrazón del amor en esas relaciones de las que la mente está totalmente ajena y sus protagonistas y víctimas son esclavos de la locura de sus corazones. Una vorágine de imágenes a ritmo endiablado, y muchos clichés, con lo que el director francés consigue coger al espectador por las solapas sin soltarlo en ningún momento.
Lo peor de la película es esa falsa sensación de que su realizador quiera impactar visualmente en cada uno de sus planos pretendidamente originales que no lo son tanto y la sospecha de que todo es impostación. Lo mejor, la presencia de Adéle Exarchopoulos, la musa del cine francés, y algunas secuencias de impacto. La película entretiene, sin duda, pero pronto se olvida.
Título original: L’amour ouf
Año: 2024
Duración: 166 min.
País: Francia Francia
Dirección: Gilles Lellouche
Guion: Audrey Diwan, Ahmed Hamidi, Julien Lambroschini, Gilles Lellouche. Novela: Neville Thompson
Música: Jon Brion
Fotografía: Laurent Tangy
Compañías. Coproducción Francia-Bélgica; Chi-Fou-Mi Productions, Trésor Films, Studiocanal, France 2 Cinema, Cool Industrie, Artemis Productions, VOO, BE TV, Distribuidora: Studiocanal, Netflixver 10 más
Género: Drama. Thriller. Romance | Drama romántico
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