Reconozco que en muchas facultades se considera la comunicación política como materia opcional pero después de ver el debate entre 3 candidatos a la Presidencia del Gobierno Español he vuelto a preguntarme ¿Por qué no podemos aplicar las mismas técnicas de las campañas de imagen de marca para vender a un candidato? ¿Tenemos miedo a ser demasiado publicitarios?
Ahí tenían cuatro atriles: para el actual Presidente del Gobierno (que se presenta a la reelección y rechazó la invitación), para el lider del partido de la oposición y los líderes de los dos grupos políticos que en los últimos años han roto la dinámica PP-PSOE en España. Ahí estaban los tres y el atril vacío.
Confieso que no me concentré en lo que decían sino en cómo lo decían. Esa forma de evitar ciertas preguntas, darle la vuelta a otras, sus miradas, gestos, toda la comunicación no verbal y esa relación amor-temor con las cámaras. Estamos a años luz del dominio de los medios que se gastan en países como Estados Unidos.
¿Por qué ninguna agencia de comunicación es capaz de cambiar las campañas políticas? No hablo de logos ni de claims, que eso daría para un libro aparte, sino de algo tan simple como decirle al electorado: aquí estoy, este es mi programa, estas son mis ventajas si me votas y puedo interactuar con mis votantes/posibles votantes. Hasta ahora todo han sido intentos de uso de redes sociales (para muestra algún escándalo no tan antiguo en Twitter) pero ¿de qué sirve adoptar técnicas modernas de comunicación si el producto (el candidato) sigue oliendo rancio, sigue recordándonos esa España donde se compran y venden los votos, donde todavía hay quienes creen que uno vota al mismo partido desde que llega a la mayoría de edad hasta que lo entierran? Así difícilmente querremos comprar ningún producto; perdón, político.
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