Dallas Buyers Club, de Jean Marc-Vallée
Por José Luis Muñoz , 17 marzo, 2014
Ron Woodroof (Matthew McConaughey), un lampista texano mujeriego, drogadicto y homófobo, aficionado a los rodeos y a las apuestas, contrae el SIDA en los momentos en que la epidemia era considerada un estigma en todo el mundo y los ultraconservadores la relacionaban con una nueva peste enviada por Dios como castigo a los licenciosos. Su lucha por sobrevivir, experimentando con nuevos tratamientos, la fundación del Dallas Buyers Club con un amigo de enfermedad, el travesti Rayon (Jared Leto), con fines mercantiles pero también para ayudar a los afectados a superar la enfermedad, y su batalla legal contra la cerrazón gubernamental que impide que se experimente con otros medicamentos más allá de los autorizados por el departamento de sanidad, centran este biopic de Jean Marc-Vallée basado en hechos reales.
Dallas Buyers Club no pasaría de telefilme olvidable de sobremesa si la Academia no se hubiera rendido ante las artes camaleónicas de su protagonista cuya interpretación, en mi opinión, se ha sobrevalorado. Hay una tendencia en Hollywood en premiar las transformaciones físicas de los actores—Robert de Niro por Toro salvaje, Charlize Theron por Monster—. El musculado Matthew McConaughey hubo de realizar una importante esfuerzo físico, adelgazar un considerable número de kilos, para ofrecer ese aspecto débil y enfermizo que exhibe en la pantalla desde el minuto cero, y ha sido recompensando con la estatuilla que mejor habría estado en manos de Bruce Dern por Nebraska.
Dallas Buyers Club es un film tan mediocre como aburrido, listo para ser olvidado en cuanto se sale a la calle y que ni entretiene mientras se visiona, con un guion torpe de Craig Borten y Melissa Wallack, personajes vulgares, con los que difícilmente se empatiza, realización plana del canadiense Jean Marc-Vallée—La joven Victoria, CRAZY—sin tensión dramática en ningún momento y actores secundarios, como el incomprensiblemente oscarizado Jared Leto, o Jennifer Garner, que interpreta a la doctora Eve Saks, irrelevantes. Además en todo el film planea, quizá sin pretenderlo, un tufillo homófobo, el del protagonista, al confundir homosexuales con locazas.
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