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Decálogo para disfrutar de un día de playa | Carlos Gómez B.

Por Carlos Gómez B , 22 agosto, 2021

Tienes que ser muy muy guapo o muy muy guapa para que te quede estéticamente bien el pack completo de tubo y gafas de buceo.
Los niños pequeños deben llevar un gorrito muy mono y muy fotogénico. Toda la familia observará con entusiasmo cuando el niño camine tambaleándose por la arena hasta caer y llorar.
Las algas han de inspeccionarse tímida y suavemente con un pie, pisarlas de lleno con los dos da mucho repelús.
Si llevas un libro, la portada ha de ser bonita. No puedes llevar un libro feo, antiguo o de segunda mano a la playa. Si es un bestseller, mejor. Un libro de Elísabet Benavent, María Dueñas, Joël Dicker o alguien así. Un libro en la playa ha de ser reconocible.
En el juego de las palas no hay reglas, no existen reglas. De verdad, no existe tampoco delimitación de terreno con chanclas. No nos empeñemos en poner reglas siempre. Simplemente golpea y cuenta los toques.
Las mejores sillas (las sillas plegables y robustas) siempre son para los mayores de la familia. Es una ley no escrita, como ceder el asiento en el metro.
No se puede hablar por encima de veinte decibelios. La playa no es una biblioteca, pero tampoco es un estadio.
Está permitido subir fotos. Vamos a dejar de pensar que subir una fotito acompañada de mensajes como ‘playita’ y ‘chill’ es postureo. Eso es muy de 2015. Haz mil fotos y súbelas, que luego se te olvida que has estado.
La mera actividad de alquilar un patinete, conlleva la responsabilidad de ir alternando a la persona que pedalea. Un día de playa no es una regata, aunque lo parezca.
El bocadillo de tortilla y la sandía cortadita en un tupper son dos imprescindibles para sobrevivir al sol.
La barriguita cervecera no se esconde, se muestra y se pasea con orgullo: brazos arqueados en los costados, mirada al frente y una sonrisa en la cara. Disfrutar es esto. #EnjoyTheMoment
A veces, todo lo que necesitamos es el silbido de un socorrista para comprobar que, por una vez, no somos nosotros los que estamos haciendo algo incorrecto.

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