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Del placét democrático que algunos quieren otorgar

Por Agustín Ramírez , 17 marzo, 2014

 

En Navarra se ha producido una situación casi grotesca a propósito de una moción de censura contra la Presidenta del gobierno de Navarra, a propósito de si se debía aceptar o no el apoyo de Bildu,  coalición electoral de ideología independentista vasca y perteneciente al denominado polo soberanista de izquierda, conformada por los partidos políticos Eusko Alkartasuna y Alternatiba, las agrupaciones Herritarron Garaia y Araba Bai, y otros independientes abertzales y de izquierda.

El motivo de la moción de censura es por un supuesto caso de solicitud de información desde la vicepresidencia del gobierno navarro sobre la situación tributaria de determinadas empresas navarras que eran clientes de la asesoría en la que, antes de entrar en el gobierno navarro, trabajaba la citada vicepresidenta.

Mas no es la posible corruptela el motivo de este artículo, sino más bien el debate que se ha suscitado sobre la conveniencia o no de tomar una decisión a la que se sumaría Bildu. Inicialmente los socialistas de Navarra están conformes en tomar una postura que comparten otras grupos políticos, entre ellos Bildu; días después, el PSOE llama a capítulo a la organización navarra declarando que no irán con Bildu “ni a la vuelta de la esquina”; a mayor abundamiento ha entrado en escena la Sra. Cospedal declarando: «quienes apoyaron el terrorismo no se pueden disfrazar ahora de aliados o de compañeros de viaje para posibles gobiernos». Las cartas ya están marcadas, tanto PSOE como PP son los garantes del pedigrí democrático de los españoles, cualquier actuación que se vaya a tomar debe tener el aval democrático de esos dos partidos.

Y yo me pregunto ¿para qué sirve la opinión de 42.916 navarros, sobre un censo de 485.386? Según los dos grandes partidos para nada; están en los parlamentos porque algún tribunal débil y temeroso aceptó sus candidaturas y no se atrevió a ilegalizarles. Y siguiendo su hilo argumental no basta con las resoluciones judiciales, para cualquier cuestión parlamentaria –de otras mejor nos callamos- es necesario e imprescindible el plácet de la dirección nacional de PSOE y PP. Mal vamos.

Para el lector que hasta aquí haya llegado, aclararle quiero que tengo el mismo interés en defender a Bildu que en defender al PP o al PSOE: ninguno.

Lo que sí quiero defender es que las reglas del juego, cuando están vigentes, son para todo y para todos.  Si los tribunales correspondientes han aceptado la participación electoral de Bildu y su legalidad democrática, así debe acatarse y si lo que queremos es exigir pedigrí de demócratas, dígase y aténgase todos a las consecuencias, porque ¿Quién expende ese certificado? Posibilidades:

  • Quienes se han negado históricamente a condenar el franquismo.
  • Quienes han obstaculizado hasta su desaparición el desarrollo de la Ley de Memoria Histórica, permitiendo que sigan en las cunetas de España las víctimas de la orgía franquista tras su victoria militar, luego del Golpe de Estado del 18 de julio de 1936.
  • Quienes quisieron combatir el terrorismo de ETA montando con el dinero de los españoles la organización terrorista GAL.
  • Quienes son capaces de modificar la Constitución española con premeditación, nocturnidad y alevosía para favorecer al poder financiero internacional, hipotecando el futuro de los españoles.
  • Quienes participan de la corrupción política, financiándose ilegalmente, y obteniendo unos beneficios económicos de escándalo.
  • Quienes se obstinan en no escuchar a la ciudadanía que reclama la desaparición de privilegios y prebendas a una clase política, que en su gran mayoría, usa y abusa de su condición privilegiada de legisladora de sus derechos, por inmorales que estos sean.
  • Quienes se obstinan y apoyan en no hacer ninguna modificación a una ley electoral injusta, tanto en su representatividad como en la elección de unas candidaturas cerradas y donde la opinión pública, incluso de sus militantes no es tenida en cuenta.

Y podríamos seguir enumerando más casos, pero solo su relato ya produce un hartazgo de ustedes que no merece más líneas.

Vayamos paso a paso, apoyemos las ideas y los conceptos y no tiremos la piedra del pedigrí democrático demasiado alto, que cuando caiga el chichón que les producirá, igual les deja fuera de combate, democrático por supuesto.

 

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