Diecisiete años sin Lady Di
Por María J. Pérez , 31 agosto, 2014
Cincuenta y tres cumpliría la princesa Diana de Gales, más conocida como lady Di, si no fuera por el accidente que le costó la vida en el interior del túnel del Alma de Paris en un día como hoy hace ya diecisiete años.
En una implacable persecución ejercida por unos fotógrafos ávidos de una instantánea del idilio del verano, Diana y Dodi Al Fayed, millonario de origen egipcio, protagonizaban un impactante suceso que hizo reflexionar acerca del acoso que ejercen los insistentes “paparazzi” sobre los personajes públicos, al mismo tiempo que la falta de ética con que emponzoñan el periodismo.
Será que la decencia y el pudor no encajan bien con el ansia de lucro, por la que estos infractores fueron enjuiciados para dirimir si fueron los responsables del brutal choque del vehículo que transportaba a los personajes de la noticia, a la vez que por el mal gusto de sacar a la luz las imágenes de la princesa agonizante.
Ríos de tinta corrieron sobre este hecho además de las historias de conspiración argumentadas por Mohamed Al Fayed, padre de Dodi, en un luto beligerante hacia su hijo que murió junto a la princesa en esa carrera desenfrenada contra las alimañas que les acechaban desde que el romance se hiciera público.
En el yate, en el hotel Ritz de Paris y en lugares insospechados se asomaban esos macro objetivos para poder retratar cualquier atisbo que constatara el acontecimiento estival que no fructificó en ninguna suerte de romántico desenlace, si no por el contrario, se truncó cuando se encontraba en plena ebullición.
La “dianamanía” fue el fenómeno social del momento, como reclamo popular a la continua atención que prestó la vida y la muerte de Lady Di, convirtiéndose en mito de la cultura británica después de la celebración de un soberbio funeral en Westminster, retransmitido en directo por televisión y al que asistieron cerca de dos millones de personas.
Si estaba embarazada, si llevaba un anillo de compromiso, si había un complot o si sólo se debió a las evidencias de la excesiva velocidad que llevaba el vehículo y el grado de alcohol encontrado en la sangre del conductor, que también falleció en el acto, ya carece de relevancia ante el desenlace final que se cernió en torno al ya histórico acontecimiento.
Una tragedia que llevó a la princesa Diana, divorciada del heredero de la corona británica y madre de dos hijos, Guillermo y Enrique, a una muerte prematura en el hospital La Petié Salpetrière de París.
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