El capital humano, de Paolo Virzì
Por José Luis Muñoz , 13 mayo, 2015
Hace ya tiempo que el buen cine italiano vuelve a centrarse en los temas sociales como lo hizo antaño bajo la batuta de Marco Bellocchio, Elio Petri o el mismísimo Bernardo Bertolucci, aunque ahora no lo haga con la intensidad de antes. El capital humano, de Paolo Virzì (Livorno, 1964)—La bella vita, Ovosodo, La prima cosa bella, Todo el santo día—, es un film tendenciosamente de izquierdas que no oculta sus cartas. El director italiano dispara, sin piedad, contra los culpables del empobrecimiento global, contra esos nuevos piratas de guante blanco que tienen casas con piscina y conducen coches de gran cilindrada, y lo hace a través de una historia coral de trasfondo negro cuya originalidad principal reside en el punto de vista cambiante que va adoptando el relato fílmico según avanza.
Un niño bien de la alta burguesía, Massimilliano Bernaschi (Guglielmo Pinelli), a un paso del coma etílico, saca de la carretera a un ciclista, el camarero que les ha servido la cena en un acto social y cultural horas antes, cuando regresa a la mansión de sus padres tras una noche de fiesta en vísperas de la Navidad en compañía de su exnovia Serena y Luca, un amigo de ésta. Su padre Giovanni Bernaschi (Fabrizio Gifuni) es un ingeniero financiero que estafa a Dino Ossola (Fabrizio Bentivoglio), un agente inmobiliario con su empresa a punto de quebrar que quiere obtener rápidos beneficios, de hasta un cuarenta por ciento, con un dinero que no tiene y pide prestado hipotecando su vivienda. La madre del chico, Carla (Valeria Bruni Tedeschi), es una mujer frustrada e insatisfecha cuyo sueño es restaurar un viejo teatro. El profesor Donato (Luigi Lo Cascio), que pone al frente del patronato de ese teatro por pocos meses, es un tipo mediocre que siempre ha deseado a Carla. La hasta ahora novia del muchacho, Serena Ossola (Matilde Gioli), hija de Dino y Roberta Morelli (Valeria Golino), ya no lo quiere y ha empezado a entablar un relación con un joven ilustrador misántropo, Luca (Giovanni Anzaldo), de vida tan oscura como los seres que dibuja. Capitalistas que engañan, clases medias que se dejan engañar y lumpen que sobrevive como puede.
El capital humano está admirablemente escrita por el propio director e interpretada por un elenco actoral de categoría. Paolo Virzì traslada el argumento original de Human capital, novela de Stephen Auden, del barrio residencial de Conneticut a la ciudad de Brianza, en el norte de Italia, en un invierno frío que cubre de nieve las calles de la ciudad y de la urbanización de lujo que sirven como escenarios. Sus personajes, hasta los que parecen triunfadores, como el ingeniero financiero Giovanni Bernaschi, que maneja un fondo privado de inversión de alto riesgo, es decir, que se va directo a su bolsillo, son seres profundamente insatisfechos por su apetito de dinero, así es que la única que se salva es la mujer del ricachón, Carla, hermosa y madura que se aburre con su triste papel de jarrón decorativo y se ilusiona con ese teatro y con vivir una aventura extramarital con un intelectual de tres al cuarto que no resulta mejor que el marido que ya tiene.
El capital humano es una fábula algo esquemática sobre los tiempos que corren, de cómo las élites capitalistas, representadas por la familia Bernaschi, arruinan a las de clase media, los Ossolas, y utiliza como desencadenante del conflicto ese atropello de un ciclista que puede remitir fácilmente al espectador a la película de Juan Antonio Bardem La muerte de un ciclista. Pero lo primordial, a nivel cinematográfico, es cómo Paolo Virzì hace progresar dramáticamente su historia yendo de un punto de vista a otro, ofreciendo otras tantas versiones de los mismos hechos, según los ojos que miran sean los del financiero sin escrúpulos Giovanni Bernaschi; el agente inmobiliario Dino Ossola; Carla, la esposa sensible que adora los filmes de Carmelo Bene; el niño pijo Massimiliano Bernaschi; su novia Serena que ya ha dejado de quererle; o el lumpen Luca de vida desordenada.
Paolo Virzì retrata en su película el zoológico social italiano—el director lo compara a La comedia humana de Honoré de Balzac— y lo hace con una narración fluida y unos personajes creíbles que inspiran, casi siempre, más desprecio que pena, salvando a la esposa insatisfecha ávida de arte y pasión, el único ser digno de consideración de ese grupo devastado por la ambición económica. Al final todo tiene un precio y el dinero hace estragos en todos los personajes de este thriller elegante interpretado por dos familias cuyos miembros se entrecruzan en lo sentimental y en lo económico, así es que El capital humano puede ser tomado como una alegoría de cómo devoró el capitalismo a la imprudente clase media en esta partida de cartas llamada crisis global.
Título original: Il capitale umano
País: Italia
Año de producción: 2013
Género: drama social
Duración: 111 minutos
Director: Paolo Virzì
Estreno en España: 10/04/2015
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