El comercio justo bajo la lupa
Por Javier Pérez , 2 febrero, 2014
La planta del café, que es inocente de todo…
Dicen que cada civilización, aunque lo oculte, tiene su religión oficial, y sus rituales y sus sacerdotes, y que cuanto más se empeña esa sociedad en proclamarse laica mayor es el castigo contra los herejes y los ateos de su culto obligatorio. La nuestra, me parece a mí, es el Humanismo, pero no un humanismo al viejo estilo, con reflexión, sino una especie de humanismo edulcorado con sacarina, bajo en grasas y alto en tópicos, y precisamente por eso quiero dedicar hoy este análisis a los guardianes de la nueva religión.
Vamos a echar un vistazo al comercio justo, pero no a las ideas oficiales que giran en torno a él, sino a algo mucho más técnico, como es su particular entendimiento de lo que es la política de costes y la fijación de precios. ¿Nos atrevemos? Vamos allá…
Suele entenderse por comercio justo aquel que paga al productor un precio superior por las materias primas al que habitualmente suelen pagarle las grandes multinacionales o las empresas del tejido capitalista corriente.
En principio, la idea es encomiable, porque hay margen suficiente para ello con unb esfuerzo menor, y si se extendiese la idea xdde mejorar los precios en origen se lucharía con más eficacia contra la producción de drogas, por ejemplo, ya que es innegable que en algunas partes del mundo se cultiva coca o amapola para la heroína porque es lo único que deja un margen para la subsistencia a los agricultores locales. O sea, que hasta ahí, muy bien, y tres hurras por la idea. Hay que pagar más en origen para que la industria no sea solamente lucrativa en destino y para repartir mejor las plusvalías en toda la cadena productiva. Un aplauso sin reservas.
La cuestión viene luego, y si me lo permitís, ponemos el café como ejemplo. No por nada, sino porque lo conozco algo mejor, aunque los datos hayna sido elegidos un poco al azar. Sé que hay más marcas y variedades, pero lo que importa es la idea.
Un paquete de café molido de 250 g. cuesta en el Corte Inglés 1,65 €, y como todos sabéis, este establecimiento se distingue por otras cosas, pero no por tirar los precios. Se puede encontrar por mucho menos y he encontrado ofertas hasta de 1,15 €. Pero ajustémonos a 1,65 €.
Un paquete de café molido de 250 g., en una tienda solidaria de comercio justo (Intermon, por ejemplo), cuesta 2,39€, y eso sólamente si elegimos el más barato que vemos en su tienda . La diferencia es de 74 céntimos, un 45 %, o lo que es lo mismo, de 2,96 € en kilo de DIFERENCIA.
Esto, de momento, no ofrece ningún problema, pues estamos colaborando a que se le pague un precio justo al productor. Vayamos ahora al origen de la cadena.
Según datos de comercio internacional, el precio del café en origen en diciembre de 2013 rondaba los ,2,15 $ por kilo. Eso, para que nos entendamos, equivale a 1,53 € por kilo, aproximadamente.
Evolución del precio del café en los mercados convencionales
Según los datos que hemos podido recabar, porque no es fácil, las organizaciones de comercio justo pagan 2,53 $ por kilo, lo que son 1,81 € por kilo.
Parece, de momento, todo correcto, pero ahora, analicemos: las organizaciones de comercio justo pagan un 17,67 % más por el café a los productores, y nos consta que en algunos casos llegan a pagar hasta el 20 % más del precio de mercado. Nuestro aplauso por ello.
Y entonces, después de aplaudir, nos frotamos los ojos, y pensamos un momento: ¡Pero coño!, ¿aquí qué está pasando?
Si pagan un 20 % más en origen y nos cobran un 33 % más en destino, ¿quién se está forrando aquí? Pagan 28 céntimos más en kilo, y nos cobran 2,2 € más en kilo. ¿Qué cachondeo es este? ¿Quién más está llevándose también un margen comercial superior, además de los productores?
¿Será que también pagan más a los camioneros, los tostadores, los almacenistas y las tiendas de distribución?, ¿pagarán más también por el alquiler de sus locales o por el recibo de la luz? Me temo que NO.
¿A qué se debe entonces esa diferencia? Se debe, simplemente, a que los promotores del comercio justo son solamente justos con los productores, pero le sacuden de lo lindo a los consumidores bajo el pretexto de que en su paquete, además de café, venden valores.
Esa modalidad de comercio justo, por tanto, es justa de un sólo lado, y justa únicamente a nuestra costa, que pagamos, pero no a costa suya, que mantienen e incrementan notablemente los márgenes comerciales, obteniendo así un beneficio de explotación por unidad muy superior al de las grandes multinacionales.
¿Cómo justifican ese incremento de precio? Supongo que como donativo para una buena causa. Para otra cualquiera que se les ocurra.
Pues si ellos lo dicen, pues vale. Pero está bien que sepamos cómo funcionan las cosas, porque a veces, al hacer cuentas, o por no hacerlas, nos dejamos en el tintero demasiadas cosas o damos por entendidos mecanismos que, en realidad, no comprendemos.
Por mi parte desconfío siempre del que en el empaquetado de un producto mete cosas distintas a las que pone la etiqueta. Y me da igual que sean colorantes, conservantes o ética. Desconfío siempre.
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