El electricista que guardaba 271 obras de Picasso en un garaje
Por María J. Pérez , 11 febrero, 2015
Ayer comenzó el juicio contra Pierre y Danielle Le Guennec, un antiguo electricista y su mujer, en el Juzgado de Grasse (Alpes-Maritimes), acusados de haberse apropiado de 271 obras de Pablo Ruiz Picasso.
Al parecer, Pierre Le Guennec realizó trabajos domésticos para el artista desde 1967 a 1973, época en la que instaló los sistemas de alarma antirrobo en sus tres residencias de la Californie (Cannes), Chateau de Vaubenargues (al norte de Aix-en-Provence) y Notre-Dame-de-vie (Mougins), donde el artista falleció.
Era conocido que al pintor malagueño le gustaba regalar sus trabajos a amigos y empleados. De esta suerte, Luis Miguel Dominguín, recibió bastantes piezas, al igual que su chofer Maurice Bresnu, su peluquero Eugenio Arias, su secretario y amigo Jaume Sabartés y la mayoría de sus amantes.
Y así, el matrimonio asegura que la producción, que durante 37 años han atesorado en un garaje familiar, fue regalo del pintor y de la que fuera su última compañera, Jacqueline.
Fue en 2010 cuando Pierre y Danielle, se personaron en la sede parisina de Picasso Administration, que dirige el hijo del artista, Claude Picasso, con el lote en una maleta para certificar la autenticidad de las obras, pues éstas no se encontraban firmadas por el pintor.
Un grupo de expertos comprobó que el material era auténtico. La colección se compone de dibujos, grabados y collages que no aparecen en ningún catálogo, sin firmar ni fechar, entre los que se encuentra una acuarela de la etapa azul, varias gouaches sobre papel, algunos estudios de manos sobre tela, una treintena de litografías, 200 dibujos y nueve collages cubistas realizados en 1912 y que ha sido valorada entre 60 y 100 millones de euros.
Es insólito que no se haya sabido nada hasta ahora de esta producción y que el matrimonio no lo haya hecho público hasta hace cinco años. Según su versión, nunca le dieron demasiada importancia a las piezas y las tuvieron guardadas en el garaje de su casa hasta que al hacerse mayores han pensado en el futuro de sus hijos y han tratado de obtener una valoración profesional, por lo que se pusieron en contacto con los herederos de Picasso.
Más creíble podría ser que la pareja haya esperado un tiempo prudencial para que el delito de “receptación” prescribiera, pero parece ser que en Francia es un delito contra el patrimonio que no expira y puede castigarse severamente.
Ante los hechos, los seis herederos del artista interpusieron la correspondiente demanda, en el juzgado del suroeste francés, por posesión de obras de arte robadas. La Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales (OCBC) realizó un registro en el domicilio de Pierre y Danielle Le Guennec y tomó bajo su custodia todo el lote.
De esa forma, Maya, hija del genio, aseguró que su padre nunca habría regalado esta suma de pinturas a Pierre Le Guennec, pues su método habitual era personalizar sus regalos, con dedicatoria y firma.
Al margen de lo que la justicia decida, este extraordinario hallazgo supone un gran acontecimiento para la historia del arte.
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