El fuego lo arrasa todo
Por Mario S. Arsenal , 29 enero, 2014
William Blake, Abel es engendrado por Adán y Eva (ca. 1825)
Esta semana la actualidad viene cargada de grandes noticias. Y ya era hora, aunque hay para todo. Mientras que la decisión del Gobierno de dar marcha atrás en el proceso de privatización sanitaria ha copado la parrilla informativa y las alegrías de más de uno (y aquí podríamos decir de los millones que se echaron a la calle a protestar ataviados con una bata blanca), no ha sido menos el titular sobre la dimisión del hasta entonces consejero de Sanidad, un sujeto al que prefiero no nombrar en este espacio, y del cese en el cargo de otro eurodiputado al que hemos estado nutriendo los bolsillos, al parecer, por no hacer nada. Todo en orden, magistrado.
Cambiando el palo de la baraja, el otro día supe que este 2014 es el año Jeff Koons. Ahora lo entiendo todo. Con la inminente llegada, no ya del arte, sino del mercado del arte a Madrid, el trajín de ferias y convocatorias se sucede febrilmente y el caso es que ya empieza a causar estragos entre mis contactos, muchos de ellos relacionados directa o indirectamente con estos tinglados especulativos donde pocas veces he oído una conversación sobre arte. Caí más tarde. Aterrizar es un verbo recurrente para estas citas. Aterriza tal o cual artista. Aterriza tal o cual galería. Aterriza el tal Zutano o el cual Mengano. Digámoslo claro. Aterrizan las carteras que van a seguir fomentando bazofia y genialidad a un mismo tiempo, pero contra eso no podremos luchar, puesto que las voces más influyentes de este banquete llamado crítica de arte siguen comiendo de la mano del poder. ¿Cómo era eso que decía el Arcipreste de Hita en boca de Paco Ibáñez? «Donde hay mucho dinero, hay mucha bendición».
Pero sigamos hablando de arte. Porque así y todo, lo más llamativo de ARCO este año provendrá, curiosamente, de los fogones. Sí, ha sido la noticia que más veces se ha compartido en el ámbito cultural de las redes sociales y yo apuesto cuarenta a uno a que Ferrán Adriá se convertirá en la atracción más nombrada de esos tres o cuatro días de orgía esnobista aunque todos, una vez más no hace daño a nadie, querrán y esperarán que las cifras se redondeen a la alza, que los números no decaigan y que el arte sea nihil obstat el vencedor del combate. Más estiércol para los anales del formato feria. Triste ingenuidad es pensar que aún no hemos sido capaces de percatarnos de que estas citas están hechas para los que viven del arte y no por o para el arte. Pero tampoco podemos hacer demasiado, tal vez el cloral o el láudano se erijan como las sustancias más efectivas para capear esta ridícula crisis de la cultura. De nuevo todo en orden, magistrado.
Y como suelo dejar los mejores platos del menú para el final, me gustaría hablar un poco del mundo editorial y libresco. Por ejemplo, después de haber sido contrastadas las estadísticas, se ha confirmado que El maestro del Prado de Javier Sierra ha sido el libro más vendido en España en 2013. Sólo digo una cosa: Planeta gana. Suma y sigue. El carro de heno está dando sus frutos. Cómo es la vida. De hecho pensé que se trataba de uno de los mayores colmos de la historia del corporativismo hasta que ayer mismo supe de primera mano que el fotógrafo oficial del Teatro Real se llama Javier del Real. Desde aquí le envío un tierno saludo, pero –¡diantre!– imaginaros el lienzo. Conmovedor. En fin, también hay cosas hermosas en este repaso semanal. Una de ellas es que el Museo del Romanticismo cumple 90 años. Larga vida a las personas que con amor y dedicación se empeñan en hacer del arte un medio y un fin. Maravillosa noticia. Desde aquí nuestra más sincera enhorabuena porque todo augura que darán la bienvenida a otro año formidable. Cambiando de nuevo la mano, no podía despedirme sin mencionar otra fantástica nueva como es la compilación, hace algunos meses pero pocos, de los Libros proféticos de William Blake de los que más adelante tendréis noticia. La editorial gerundense Atalanta ha sido la culpable de esta bella locura. Sin género de duda, Blake estaría orgulloso de haberse muerto. Algo espléndido. Aunque quizás lo más divertido de esta semana haya venido directamente de Internet. Se trata de una gráfica de sueño y producción. Como lo oyen. Una gráfica que hace recuento de las horas de sueño y el nivel de producción de algunos grandes nombres de la literatura. Es un documento exquisito que exige paciencia en tanto minucioso y está concebido por Maria Popova y diseñado por la agencia Accurat. Entre otras cosas es curioso comprobar que Sylvia Plath se levantaba a las 04:00 de la mañana y un cachondo como Scott Fitzgerald -y discúlpenme pero no encuentro otro adjetivo- lo hacía a las 11:00, y mientras Plath destaca en poesía como todos ustedes saben, a Fitzgerald se le multiplican los relatos de no-ficción como si de un Mogwai se tratara… Debemos de suponer que eran las fiestas de Gatsby, quién sabe. Metaliteratura. En cualquier caso es un documento muy entretenido, les aseguro un rato de asombro. Pueden verlo aquí.
Por lo demás, y en lo referente a esta columna morrocotuda, espero haberme granjeado más enemigos de los necesarios y no tener que verme en la tesitura, nunca se sabe, de inscribirme en la secta de Dios Ministerial para salvar mi alma del pecado o algo por el estilo. Acabáramos. Todo en orden, magistrado. Un momento… ¿Todo en orden, magistrado?
@Mario_Colleoni
<www.arsenaldeletras.com>
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