El jardín de las delicias: Las Cuentas del Gran Capitán
Por Pedro Luis Ibáñez Lérida , 3 febrero, 2014
Mientras la capacidad de deuda del gobierno no alienta el más mínimo elemento esperanzador con respecto a los gastos sociales, que significaron la consolidación de la sociedad del bienestar en nuestro país, el despilfarro se sitúa en la más alta cota del despropósito político.
Olli Rhen, el comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea, señala con la rotundidad del escéptico que la crisis en España aún le resta un decenio para normalizar su situación de desenfreno. La Encuesta de Población Activa -EPA- confirma el terco y malogrado presente. Y es que la estadística precisa una destrucciónde 65.000 empleos en el cuarto trimestre de 2013 que se concentró en el colectivo menor de 30 años. Los desempleados con más de dos años en búsqueda de empleo suponen una población de 2,3 millones. Los jóvenes han sido los más afectados, ya que la caída del empleo se ha cebado en la franja de edad comprendida entre los 16 y 34 años. Quizás ahora podamos entender lo que con tanta vehemencia manifestaba el presidente del gobierno en una de su contadas entrevistas, cuando insistía en «no adelantemos acontecimientos«. Y menudos acontecimientos como son que la economía sumergida ha aumentado hasta el 24,6 por ciento del PIB -Producto Interior Bruto-. Por lo que uno de cada cuatro euros procede de aquella. Y que, en un amplísimo porcentaje, no es dificil deducir que se trata de una economía de subsistencia, de ahí que la situación social se halle en una balsa de aceite, a pesar del terrorífico clima sociolaboral. Sin embargo en la misma proporción que el fraude fiscal aumenta, también lo hace la tasa de riesgo pobreza infantil que ha pasado de 30,6 por ciento en 2011 al 33,8 en 2012. Datos avalados por un informe de la organización Save the Children, que cifra en 2.826.549 los niños en peligro de exclusión social. Como lo son también las 35.098 familias que han perdido su vivienda en la primera mitad de 2013. El aumento de desahucios es significativo y escalofriante porque las mismas entidades bancarias que fueron reflotadas con dinero público son las que ahoran se dedican a ejecutarlos sin piedad. ¿Dónde queda el código de buenas prácticas que acordaron el Ministerio de Economía y las entidades financieras con la presunta pretensión de atajar este drama? Drama que también se ha cobrado víctimas. Aunque como señala la sabiduría popular del refranero español y puede emplearse con relación a los artífices del fraude de las preferentes, el muerto al hoyo y el vino al bollo. Ni más ni menos que como el título de la película dirigida por Enrique Urbizu en 1991, Todo por la pasta.
El balompié parece desentenderse de la situación que sufre el país. Y es que entre hombres de honor, fruslerías como son los estipendios dinerarios que manejan, deben considerarlos como una cuestión menor o adyacente al deporte o juego -sustantivos con los que dulcifican el verdadero trasfondo que no es otro que el negocio-. Así no es de extrañar que sientan como suyo -apelando a ese honor extraviado en operaciones oscuras- la caída de uno de sus semejantes. Una treintena de presidentes de equipos de futbol españoles han suscrito la petición de indulto para Jose María del Nido. La conmovedora iniciativa ha sido impulsada por Ángel María Villar y Javier Tebas. Entretanto Sandro Rossell dimite de su cargo presidencial, tras desvelarse curiosamente, que las cifras millonarias sobre el fichaje de Neymar no son tales. Y si otras que exceden a la oficial en una jugosa cuantía. El universo del deporte rey permanece imbuido en su propia inopia. La sociedad herida gravemente en su tejido social por mor de la austericidio del gobierno y el consiguiente debilitamiento de la sociedad del bienestar, comprueba con rechinar de dientes la compostura y calado moral de estos perfiles futbolísticos. Releo la reciente obra Futbolistas de izquierda, de Quique Peinado y me reconforta y reconcilia con otros aspectos que trascienden más allá del rectángulo de juego y de los trasuntos enloquecidos de ciertos contratos confidenciales. Jugadores que anteponen su propio ideario vital e ideológico a los condicionantes mercadotécnicos y rituales sociales, rara avis in terris, que diría el poeta latino Juvenal. El escritor cubano Guillermo Cabrera Infante en su obra de crítica cinematográfica Un oficio del siglo XX , describe de esta manera a los dos miembros del jurado de la película Doce hombres sin piedad, dirigida por Sidney Lumet, basada en la novela del escritor y periodista inglés Raymond Postgate, «El Presidente del Jurado es un hombre camino de su madurez, con su espíritu de organización, pero sin ninguna cultura. Trabaja de coach de fútbol en un instituto… El jurado número siete no tiene otra pasión que la pelota y su única proecupación es llegar a tiempo al juego«. En suma la incultura, el atolondramiento y la desinhibición cohabitan con guarismos millonarios que provocan estupor e indignación.
El despilfarro del dinero público es abrumador. Estudiantes universitarios de la población malagueña de Alhaurin de la Torre han creado, como proyecto para una asignatura de la licenciatura de Publicidad y Relaciones Públicas, una página web titulada DespilfarroPublico.com Cuyo objetivo es descubrir el malgasto público a través de la participación activa de los ciudadanos. Desde inversiones en infraestructuras de calibre y magnitud mayor, pero también otros que siendo de menor cuantía componen este chocante collage en la geografía nacional y competencia institucional de cualquier nivel, en los que sobrevuela la sombra de la corrupción de manera harta notoria. La participación es de tal intensidad que se han visto desbordados. Y es que los paganos, que somos todos los ciudadanos, empezamos a estar hastiados de las Cuentas del Gran Capitán.
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