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El próximo gobierno de España

Por Carlos Almira , 4 diciembre, 2015

Ha empezado la campaña electoral para las elecciones del 20 de diciembre en España. Aunque el panorama político ya no va a ser, en términos de sistema y de juego de partidos, el que se ha venido reeditando desde la muerte de Franco, creo que sea cuál sea el gobierno que resulte, va a tener que ajustarse, sí o sí, a un escenario marcado por los siguientes imperativos:
a) El crecimiento económico (macroeconómico), ya no va a poder separarse del crecimiento de la desigualdad social: en el reparto de la renta nacional; en el crecimiento de la miseria social; en el desmantelamiento de los mecanismos compensadores, que desde 1945, permitieron pagar en occidente la Paz Social, en el contexto de la Guerra Fría; ni, en suma, en el incremento imparable, de la precariedad, como nuevo eje vertebrador, en torno al cual se dibujan ya desde hace algunos años, en los países desarrollados, las nuevas estructuras de nuestra sociedad.Southern-Gardens-Paul-Klee-1936
b) El carácter insostenible a medio plazo, como consecuencia de haber alcanzado sus límites ecológicos (agotamiento de recursos, cambio climático, e imposibilidad de conciliar una economía verde con un crecimiento sostenido del PIB a escala mundial), del actual modelo del Capitalismo, surgido de la Primera Revolución Industrial y consolidado durante el siglo XX con el auge imparable del sector financiero y de sus clases políticas de servicios (Partidos del Sistema Parlamentario). Esto llevará a un colapso de los regímenes parlamentarios, bajo la apariencia de una mutación de las instituciones, y a un nuevo feudalismo de consecuencias imprevisibles, creo que en una o dos generaciones como mucho.
c) La guerra contra el terrorismo y su progresiva territorialización, dentro de sistemas de alianzas cada vez más complejos y peligrosos, que intentará enmascarar y justificar tanto la pérdida de sostenibilidad del sistema como los recortes abrumadores de los pocos derechos que aún nos quedan, especialmente en Europa. A nivel internacional, volvemos de una forma imparable a la resurrección de la antigua lógica de los Imperios (frente a las relaciones internacionales basadas en organismos multilaterales y en un relativo margen de maniobra de la soberanía de los estados nacionales).
d) Resumiendo: tras el 20 D, sea cual sea la combinación gubernamental que se forme en España, habrá que aceptar (salvo entrar en colisión con todo el orden mundial que se nos impone): una prosperidad económica que ya sólo puede basarse en la precariedad y en la extensión de la miseria social; un recorte de la democracia parlamentaria (Estados de Urgencia, inflación del poder ejecutivo, creciente peso de los lobys, Tratados le Libre Comercio, etcétera), y de los derechos y libertades individuales; una plena disponibilidad para intervenir militarmente en Siria, en el Norte de África, o donde se nos diga (es decir, la guerra); un deterioro imparable de nuestras condiciones medioambientales de existencia.congreso
La única diferencia que veo entre los candidatos a gobernarnos es que unos (la mayoría) aceptan todo esto como una suerte de fatalidad, pero enmascarándolo como si fuese posible volver al pasado. Y no hay, en mi opinión, vuelta al pasado porque se trata de un cambio histórico de modelo que sólo ofrece como alternativa, la ruptura (muy improbable). Y otros (Podemos e Izquierda Unida), rechazan esta orientación, sin enmascarar nada, pero sin ofrecer a mi juicio (por motivos electoralistas, por captar el voto del centro y el centro izquierda que, hasta ahora, ha mangoneado en exclusiva el PSOE), soluciones imaginativas para romper radicalmente con lo que se nos viene encima.
Nosotros, nuestros hijos, vamos a estar peor dentro de un año que ahora; y mucho peor dentro de diez años, si Dios (la sociedad civil, muerta) no resucita y lo remedia, que dentro de un año.
Con todo, ojalá todo esto sean fantasías agoreras, sin fundamento, de un cincuentón alopécico, que ya no entiende el mundo en que vive. Por si acaso, que Dios reparta suerte, que o mucho me equivoco, o nos va a hacer mucha falta a todos en los próximos meses y años.


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