Portada » Pensamiento » El tiempo como moneda invisible

El tiempo como moneda invisible

Por Raquel Ortiz Bolfán , 17 septiembre, 2025

 

¿Qué pasaría si cada hora de tu vida fuera un billete que se quemara en cuanto le dieras uso? ¿En qué lo gastarías?

Tenemos tendencia a controlar todo lo que es material en nuestras vidas, como si fuera un preciado tesoro. Nuestro escaparate, debe ser el escaparate público, por eso cuidamos al detalle lo que hacemos. El cómo, el cuándo y el por qué, se transforma en cuánto, comparándolo todo con el dinero.  El esfuerzo que hacemos por el dinero es inmenso, porque para nosotros es vital. Lo ahorramos, lo intentamos multiplicar, lo invertimos, es nuestro motor. En cambio, el tiempo… un recurso que ni tan solo pensamos, lo ignoramos y dejamos pasar, como si siempre estuviera garantizado, y fuera infinito. Pero ¿habéis pensado, qué es la única moneda que no regresa?

Cada elección que realizamos en nuestras vidas, por breve que sea, es una transacción de tiempo. Por ejemplo: cuando trabajas las horas estipuladas, se transforman en una prestación-contraprestación, “tú me das y yo te recompenso”, pero el pago real, son esas horas de tu vida que le has dedicado. Cuando inviertes tu energía en una relación vacía, no solo pierdes toda la parte emocional, sino que regalas días y días que ya no volverán.  Y cuando navegas por las redes sociales, no estás entregando tu atención o entretenimiento en ellas, sino que son horas que se esfuman sin dejar huella.

El engaño radica en que no lo vemos, por no ser material. Si recibiéramos un extracto bancario mensual de aviso informándonos de lo que hemos gastado:  20 horas en compararte con otros, 30 horas en quejarte, 10 horas en conversaciones sin sentido, etc., todo cambiaría. Posiblemente si existiera un informe así, viviríamos con más conciencia.

Ya lo decía Séneca en sus palabras, hace casi dos mil años “No es que tengamos poco tiempo, es que perdemos mucho”, o Isabel I de Inglaterra que dijo “Todas mis posesiones por un momento mas de tiempo”. ¿Hay que decir algo más?

El tiempo no puede negociarse, no se ahorra, no se acumula. No se puede guardar bajo llave. Solo se puede invertir, y cuando se quema, es para siempre.

Quizá el verdadero desafío en la época que vivimos no sea ganar más dinero, sino aprender a gastar con conciencia y dignidad. Y hablo de dignidad porque hay ciertos valores esenciales que se han perdido. Hay una moneda que si lo compra todo y no admite reembolso:  el tiempo. Olvidamos que el tiempo no avisa, no tiene una alarma que nos informa que estamos gastando las últimas monedas. Un día sin previo aviso, el reloj se detiene, y lo que realmente cuenta no son las horas que tuvimos, sino como las vivimos (sabias palabras de nuestros abuelos).

Hay que recordar que cuando llegue ese instante, ¿seremos capaces de mirar hacia atrás y pensar en que se invirtió ese tiempo? ¿Realmente en lo que importaba, o descubriremos que lo cambiamos por otras cosas que no tenían valor?

Cada minuto que pasa es una moneda viva entre nuestras manos. No se puede malgastar en algo que no encienda nuestra alma. Hay que ponerla donde el fuego de tu vida arda. Porque al final la pregunta que debes hacerte no es cuánto tiempo tuviste, sino cuanta vida fuiste capaz de poner en cada instante.

2 Respuestas a El tiempo como moneda invisible

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.