El Tratado de Libre Comercio entre EEUU y UE
Por Andrés Expósito , 15 octubre, 2014
Bajo el rumor continuo y el ruido que late ensordecedor de las noticias económicas y sociales y de su desagrado perpetuo y agónico, un entramado a espesas del ciudadano se teje entre EEUU y UE, y como si se tratara de un film estadounidense que perpetra y elabora un guion de confabulaciones económicas para adulterar la democracia y restringir las posibilidades del ciudadano, la elaboración y la estructura adquiere, cada vez más, la finalidad por parte de las multinacionales y de los gobiernos de una privatización total, en todos los ámbitos, y en función de ello, y seguidamente, la restricción de derechos de los trabajadores y ciudadanos.
El Tratado de Libre Comercio entre EEUU y UE promoverá el beneficio de las empresas por encima de todo y ante todo, y quedará todo lo público aniquilado y barrido. La intención es convertir el estado de bienestar en parte del pasado, dejarlo ahí, en los libros de historia, en documentales de tiempos pasados, debido a que, no producen ni repercuten ganancias. Todos los servicios públicos que hasta ahora han procurado una realidad coherente y plausible para el ciudadano, irán poco a poco siendo abolidos, desterrados, inutilizados, privatizados, y en idéntico sentido la precariedad acogerá los hogares y los instantes de quién, por otro lado, no le quedará más remedio que acoger y quedar sometido como un peón al tablero dictatorial y totalitario de las grandes empresas.
El entramado denota una confabulación estructural muy completa, compleja y pensada, pues tras la vorágine de servicios y posibilidades públicas trasmutadas a lo privado, no podrán retomar en ningún caso, nuevamente, el anterior carácter de servicio público, y aunque una nueva ideología o gobierno se adueñe del poder y pretenda hacerlo, se encontraran con la oposición de los Tribunales de Arbitraje Privados que amonestarán a cualquier gobierno dentro del marco del Tratado de Libre Comercio, siempre que alguno de estos pretenda adulterar o restringir o interrumpir el posible beneficio de las empresas y multinacionales, pues dichos tribunales tendrán carácter internacional, estando por encima de cualquier ley creada o impuesta por gobierno alguno o veredicto o resolución dictada por un Tribunal de Estado.
El cerco y el vallado del ciudadano y del trabajador se verán acotados aún más, en un tratado con el que se ha pretendido y se ha procurado no hacer mucho ruido, para que la opinión pública no tenga conocimiento sobre ello, debido sobre todo a lo que contiene, al estado de inestabilidad laboral y social en la que van a quedar los ciudadanos, y donde la mayoría de los textos y convenios negociados son llevados en secreto y no se darán a conocer hasta que el cínico y totalitarista acuerdo se lleva a cabo, y ya no haya vuelta atrás.
En el actual estado de crisis y demagogia económica los gobiernos están a expensas de quién posee el dinero, ósea, arrodillados y supeditados a lo que dicten las empresas y multinacionales, quienes han encontrado en dicha inestabilidad e incertidumbre, el maná o la llave maestra para promover y proyectar todos sus intereses materiales, dicho en otra manera, cruel pero real, si hasta ahora, el ciudadano poseía una leve probabilidad de decidir lo que quería mediante las urnas, a partir del acuerdo del Tratado de Libre Comercio entre EEUU y UE, da igual quién salga elegido, deciden las multinacionales y las empresas. Nadie más.
No parece por lo tanto nada halagüeño el horizonte y las hojas de futuros calendarios, y es que, la necesidad obliga y empuja al ciudadano dentro del tablero económico exigiéndolo jugar, y donde, sin embargo, las posibilidades de ganar no quedaran diezmadas, pues no existirá alguna, sino que, por el contrario, las absolutistas y demagógicas reglas serán marcadas y elaboradas para rechazar y coartar toda posibilidad o todo intento de existencia social y laboral laudable y humana por parte del ciudadano.
La precariedad y la inhumanidad se proyectarán como paisaje habitual, con la claridad y la certeza, sin embargo, que ni siquiera las esperanzas y las ensoñaciones proveerán mejores augurios. La carnicería económica sin escrúpulos entre los propios ciudadanos como candidatos laborales, mostrará un estado social y una especie humana demacrada e involutiva. Las abominables y vomitivas consecuencias que traerá El Tratado de Libre Comercio entre EEUU y UE, distinguirá, señalará y acentuará en mayor medida dos escalas sociales, las cuales traerá sin ninguna duda un desequilibrio social y primitivo en la sociedad con la única intención de sobrevivir, donde los problemas, deficiencias, erratas y dudas del otro, proporcionarán ventajas a los candidatos laborales y sociales.
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