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El veredicto, de Jan Verheyen

Por José Luis Muñoz , 6 octubre, 2014

el-veredicto (1)El subgénero del cine judicial, que podría enmarcarse dentro del cine negro, ha dado sobradas obras maestras—Doce hombres sin piedad, de Sidney Lumet; Testigo de cargo, de Billy Wilder o El proceso Paradine, de Alfred Hitchcock, Matar a un ruiseñor, de Robert Mulligan, por citar algunos clásicos—en el cine norteamericano. La elegancia de la ejecución de todas esas películas, y muchas otras, sustentadas en sólidos guiones cinematográficos, dio paso en los ochenta y noventa a un subgénero dentro del subgénero en donde los errores judiciales, o la ineficacia de la justicia que no castigaba adecuadamente al delincuente, era suplida simple y llanamente por la venganza de los allegados de la víctima que se tomaba la justicia por su mano, un concepto machaconamente refrendado en el cine que sale de EE.UU. A los Clint Eastwood, Charles Bronson o Bruce Willis no les temblaba en absoluto el pulso a la hora de apretar el gatillo.

El veredicto, una sólida y correcta película hablada en  flamenco del director Jan Verheyen—una cinematografía, la belga,  de la que, desde los tiempos de André Delvaux, nos llegan muy pocas muestras— habla precisamente de un desaguisado judicial, el que deja en libertad, por un error de trámite—la ausencia de una simple firma en un documento oficial —a un peligroso y violento delincuente que en el transcurso de un robo ha matado con su arma de fuego a la esposa e hija del exitoso ejecutivo Luc Segers (que lo interpreta con convicción el atormentado actor Koen De Bouw). Con el autor de esas muertes en libertad el doblemente golpeado Luc se debate entre la venganza y la aceptación de esa injusticia fruto de un error burocrático.

La película, que está planteada en términos morales—puede resultar en algunos momentos excesivamente discursiva, aunque algunos secos flash backs se encarguen de ofrecernos las imágenes más duras—se centra en la defensa encarnizada que Meester Jan de Cock, el abogado (Johan Leysen, el cliente maduro de Joven y bonita), hace de su defendido al mismo tiempo que critica los errores de un sistema judicial que permite sangrantes injusticias y al que hace responsable de un nuevo crimen.

Si en el actual cine norteamericano quien se toma la justicia por su mano es nada menos que glorificado, su ejecución magnificada por subrayados musicales y el acto justiciero no le pasa factura sino que lo sume en una especie de éxtasis orgiástico, el punto de vista europeo es diametralmente opuesto.

La película, que se abre con la frase de Albert Camús No hay justicia, sólo límites, niega todo efecto terapeútico a la venganza. Sumar una muerte más no alivia, en absoluto, el dolor irreparable de unas vidas perdidas y bajo esa premisa Jan Verheyen hace un alegato seco y conciso extraído de la vida real que sume al espectador en el desasosiego. Koen De Bouw, un actor magnífico, consigue filtrar a la pantalla el dolor insoportable del que ha sufrido una pérdida de ese calibre.

 

Título original: Het Vonnis
País: Bélgica
Año de producción: 2013
Género: drama judicial
Duración:107 minutos
Director: Jan Verheyen
Estreno en España: 3/10/2014

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