Elecciones andaluzas
Por Carlos Almira , 3 marzo, 2015
En una entrevista reciente (26/01/15) en la Cadena Ser (Hora 25), en plena campaña por las Elecciones Andaluzas, Susana Díaz ha declarado, entre otras cosas, lo siguiente:
“Yo confío mucho en el pueblo andaluz. Confío tanto que creo que, en un momento como este, lo que tengo que hacer es darle la voz a los ciudadanos, a los andaluces, para que los andaluces decidan quién quieren que les gobierne y cómo quieren que les gobierne.”
Yo creo que los andaluces deberían reflexionar sobre estas palabras para tratar de hacerse una idea sobre la persona que aspira a gobernarlos holgadamente, como dice en otra parte de la entrevista, durante otros cuatro años (u ocho, o doce, o dieciséis, ¿por qué no?, mientras los andaluces quieran). No pretendo, por supuesto, que unas pocas palabras sean suficientes para retratar a una persona, pero sí pueden esclarecer algo, al menos, al emisor, puesto que han sido producidas con un orden y una pretensión comunicativa determinada.
Así es como las entiendo yo:
1. En un momento como este, yo le doy la voz a los andaluces no porque ellos sean sabios sino porque yo, Susana Díaz, confío mucho en que lo son.
2. Por “pueblo andaluz” entiendo la inmensa mayoría de los andaluces. Si yo, Susana Díaz, confiara mucho en que sólo son sabios una parte, una minoría (por noble y esclarecida que fuera), de los andaluces, yo no les daría la voz en unos momentos tan delicados como estos.
3. Que yo, Susana Díaz, sea capaz de captar esta sabiduría de los andaluces, me incluye automáticamente, entre las personas sabias, o por lo menos, entre las personas perspicaces, pues si no, ¿cómo podría captarla?
4. Luego, yo sólo puedo estar equivocada en esta apreciación si, efectivamente, el pueblo andaluz no es sabio sino, por ejemplo: torpe, inculto, ignorante supino, etcétera. De que yo no esté equivocada depende pues esta virtud intelectual y humana de la inmensa mayoría de los andaluces.
5. Ni pueden ser ellos sabios sin que yo también lo sea, de algún modo, ni puedo yo ser, cuando menos, perspicaz, sin que ellos sean sabios.
6. Más aún: que yo, Susana Díaz, sea capaz de ver esto, es una prueba de que hay algo real, a saber: el “pueblo andaluz”, pues para ser sabio primero hay que ser a secas. Del acierto de mi apreciación depende pues, no sólo la sabiduría de los andaluces sino su realidad misma, su existencia como pueblo.
gazpacho andaluz
Una posible traducción de estas declaraciones de la Presidenta de la Junta de Andalucía en forma de argumentación (silogismo) podría ser la siguiente:
-Ninguna Presidenta que no confíe mucho en la sabiduría del Pueblo Andaluz es una Presidenta que, en momentos de dificultad, debe preguntar al Pueblo Andaluz quién quiere y cómo quiere que lo gobiernen.
-Susana Díaz no es una Presidenta que no confíe mucho en la sabiduría del Pueblo Andaluz.
-Luego, Susana Díaz es una Presidenta que, en momentos de dificultad, debe preguntar al Pueblo Andaluz quién quiere y cómo quiere que lo gobiernen.
Por analogía, un argumento con la misma estructura lógica sería:
-Ninguna Presidenta elegida por los ciudadanos es una Presidenta nombrada a dedo por su antecesor en el cargo, actualmente imputado por el Tribunal Supremo.
-Susana Díaz aún no es una Presidenta elegida por los ciudadanos.
-Luego, Susana Díaz aún es una Presidenta nombrada a dedo por su antecesor en el cargo, actualmente imputado por el Tribunal Supremo.
¡Ojalá los andaluces sean verdaderamente, sabios el próximo 22 de marzo!
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