Entrevista a María José Rivera, por Noches de Obon
Por Redacción , 18 junio, 2014
Teresa Dovalpage: Entiendo que “Noches de Obon” es parte de una trilogía, ¿qué otros volúmenes la forman? ¿Dónde se pueden encontrar?
María José Rivera: Empecé a escribir de forma tardía porque tuve que atender a otros requerimientos profesionales, y cuando lo hice pensé en un libro de cuentos que tuvieran como nexo de unión un personaje llamado Ahmed. Pero descubrí enseguida que soy sobre todo novelista y tres de esos cuentos se convirtieron rápidamente en novelas. Tuve la fortuna de que la primera, “Harmattan”, que trata sobre la relación entre dos mujeres que comparten marido en un poblado del desierto del Sahara, quedara finalista en el Premio Fernando Quiñones de 2008 y de que fuera publicada en 2009 por Alianza Editorial. Me temo que hoy está prácticamente agotada pero es posible que vuelva a publicarse en breve. La segunda es “Noches de Obon”. Y la tercera, “Eres la luz de mis ojos”, permanece inédita a pesar de haber quedado finalista en el Premio Áltera, espero que por poco tiempo. Trata sobre las complejas relaciones entre dos amigos pertenecientes a distintos mundos y una mujer misteriosa, y está ubicada en el epicentro de la construcción del Canal de Suez.
Teresa Dovalpage: ¡Felicidades! Espero leer pronto las otras dos novelas. “Noches de Obon” proporciona muchos detalles sumamente interesantes sobre la vida en el Japón, la religión, el culto a los ancestros… ¿Has estado en este país? ¿Qué te inspiró a escribirla?
María José Rivera: A la hora de elegir la ubicación de mis novelas soy muy arriesgada. Las de esta trilogía se sitúan en escenarios de los que en principio sabía muy poco. Pero para eso está la documentación. Es una fase que me apasiona porque aprendo muchísimo. Del Sahara apenas conocía el sur de Marruecos y recrear el desierto para “Harmattan” fue una experiencia fascinante. En cuanto a “Noches de Obon”, he viajado a China e India, pero no a Japón, un país del que me he enamorado desde la lejanía. Y después de leer mucho y de depurar lo leído, construí un personaje principal en el que intenté que se viera ese poso del oriente mágico y profundo que tan atractivo resulta en occidente. ¿Y qué voy a decir de Egipto? Alejandría fue por una temporada mi otra casa.
En cuanto a la segunda pregunta, creo que “Noches de Obon” es la única de mis novelas que no surgió en torno a un personaje, sino alrededor de una idea. Quería escribir sobre la venganza. Cuando me hacen daño y pienso en la venganza doy gracias al cielo de no tener en mi mano los instrumentos para llevarla a término, porque eso me convertiría en un monstruo. El deseo de venganza está en las raíces de la naturaleza humana, mientras que la capacidad de perdón parece un atributo divino. ¿Quién no ha envidiado a Montecristo alguna vez?, es uno de los mitos esenciales de la literatura. Pero no encontré al personaje principal de la novela hasta que recordé un viaje que hice de Barcelona a Marsella que tenía que continuar días después hasta París. Porque al estudiar el mapa de carreteras decidí no ir de Marsella a París por la autopista de Lyon, sino atravesando el Macizo Central. Y lo hice sólo para pasar por Nevers. Marguerite Duras, “Hiroshima mon amour”… De ahí surgió Shojiro.
Teresa Dovalpage: Se nota en la obra tu trabajo de investigación…¡Conduces al lector a lugares y a libros! Un personaje repite la frase “–¡Qué raros sois los japoneses!” Pero creo que la novela realmente la desmiente. Los japoneses no son más “raros” que cualquier otra nacionalidad. ¿Te proponías esta desmitificación al escribirla?
María José Rivera:Es cierto que nada se parece más a un ser humano que otro ser humano: todos tenemos los mismos sueños y las mismas pasiones. Pero los occidentales somos hijos del pensamiento griego, romano y judeocristiano, mientras que oriente se ha construido en torno a otros mitos, otras filosofías y otras explicaciones del mundo. Animismo, taoísmo, budismo… Las religiones orientales nos asombran, la supremacía de las masas por encima del individuo también, la obediencia, la sumisión, la disciplina férrea. Eso es lo que podemos percibir en el otro como rareza, su cultura.
Teresa Dovalpage: ¿Hay alguna relación entre tu trabajo como doctora en matemáticas y tu labor como novelista? ¿Cómo se relación? Digo, si es que se relacionan.
María José Rivera: Mucho de lo bueno que pueda tener como escritora, si es que hay algo, se lo debo a las matemáticas. Decía Descartes “cuando quieras hablar de cosas transcendentes sé trascendentalmente claro”. Así es el lenguaje matemático, bello porque es preciso, porque es inteligible, porque hace fácil lo difícil, porque intenta desentrañar los misterios del universo y porque disecciona conceptos transcendentes. Su meta es el conocimiento en su sentido más elevado. Las matemáticas se inventan, se imaginan, como la literatura. Y una novela, simplificándolo mucho, es un teorema en el cual se propone una hipótesis y una conclusión. El desarrollo de la escritura permite pasar de una a la otra, pero eso sí, siguiendo las leyes de una lógica que se propone en la misma novela.
Teresa Dovalpage: La novela como teorema…muy buena teoría. Por “Noches de Obon” se pasean personajes de diversas nacionalidades, costumbres y religiones. ¿Hay alguno que sea tu favorito?
María José Rivera: Me gusta mucho Shojiro cuando no es él, sino el protagonista de sus obras de teatro. Y debo destacar a dos personajes que están en las antípodas: uno es el padre, que representa el subconsciente modelado por la infancia, la tradición y la familia, el juez severo que no entiende la homosexualidad de su hijo. La otra es Kalyna, la conciencia, la que descubre las debilidades morales de Shojiro y no las acepta.
Teresa Dovalpage: ¿Cuál es tu rutina para escribir?
María José Rivera: Soy una persona disciplinada, y la escritura me tiene abducida. Robo segundos del día para entregárselos a ella. Mientras cocino, mientras conduzco, antes de dormir, a toda hora tengo en la cabeza el proyecto que llevo entre manos. Voy con mi cuaderno de ideas a todas partes. Es un tanto obsesivo. Supongo que a todo el mundo le pasa lo mismo. Pero para escribir sólo dispongo de alguna tarde, no todas las tardes desgraciadamente, y los fines de semana. Y sobre todo el mes de agosto, en mi tranquila y hermosa casa mallorquina. Allí paso horas y horas metida de lleno en la historia, es magnífico. Si a todo eso se le añade el panorama editorial español, no es de extrañar que mi escritura vaya muy por delante de su publicación.
Teresa Dovalpage: ¡Bueno, pero ya tenemos en el panorama editorial de este lado del mar!
María José Rivera:El lado bueno de la crisis es que está acercando a los autores españoles al mundo americano. Porque hasta este momento el viaje se hacía en sentido contrario. La literatura americana de habla hispana siempre ha gozado de un gran prestigio en España, y ahora aspiramos a que los autores españoles tengamos un sitio en el otro lado del Atlántico. Los viajes casi siempre son de ida y vuelta. Como el de Odiseo. Como el de Shojiro.
Teresa Dovalpage: ¿En qué proyecto estás trabajando en estos momentos?
María José Rivera: En tres novelas contadas a través de varios narradores que tratan sendos temas de actualidad que me interesan: 1) desafección cívica y política de jóvenes indignados con la consiguiente búsqueda de alternativas al margen del sistema, 2) fuentes de energía renovables versus energías fósiles y 3) cómo la crisis ha trastocado la dignidad de quienes buscan empleo y la moral de quienes ofrecen trabajos casi de esclavitud. Espero no ser gafe y que algún día vean la luz. La primera, ya acabada, se titula “El segundo principio de la termodinámica”, y creo que es la más compleja de las que he escrito, la más ambiciosa y la de mayor registro narrativo en sus cuatro voces. Con la segunda “El hombre dividido”, he descubierto Tasmania y el arte de la manipulación, y está en fase de relectura. Y para la tercera, “Abadía, 8”, que no ha hecho más que empezar, voy a pedir ayuda a Dante Alighieri. También tengo el proyecto de escribir sobre literatura y matemáticas sin ser exhaustiva, a través de unos cuantos autores nada más. Y sobre música y matemáticas. Proyectos no faltan.
Teresa Dovalpage: Te voy a pedir la receta para el manejo del tiempo. Hay autores que adoran hacer promoción de sus libros y otros que lo detestan. ¿En qué bando te sitúas y cuál es tu opinión sobre esta labor, que a veces toma más tiempo y energía que la escritura?
María José Rivera: Pocas cosas hay más estimulantes para un escritor que el contacto directo con los lectores. Esa parte de la promoción me entusiasma, otras no tanto. Pero como profesional acepto lo bueno y lo menos bueno. Considero necesario implicarse en la promoción, muy pocos autores son capaces de funcionar sin hacer tal esfuerzo. Y en cualquier caso me pongo a disposición de la editorial, que es quien entiende de eso.
Teresa Dovalpage: Muchas gracias, María José, por aceptar esta entrevista. ¡Y espero verte pronto en una Feria del Libro por estos lares!
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